jueves, abril 25, 2024

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¿ POR QUÉ NO TE CALLAS ?

Cuando en otros países se preguntan por qué los colombianos somos los más felices del mundo, pese a la turbulencia que se vive a diario, la única razón que responde el interrogante es porque tenemos un humor negro y una forma tan particular de ver los problemas que son insuperables.

Después de la diarrea verbal de Hugo Rafael, empezaron los chistes y comentarios para poder digerir semejante blasfemia de otorgar el estatus de beligerancia a la guerrilla terrorista de las Farc.

Le escuche al Exfiscal General de la Nación, Alfonso Gómez Méndez esta perla que para muchos es la descripción más exacta de lo que Colombia está viviendo con el protagonismo de Hugo Rafael y su gestión para lograr la liberación de los miles de secuestrados, no retenidos que tiene las Farc.

Gómez Méndez explicó que a Colombia le está pasando con Chávez lo que le pasa a cualquiera que invita a su casa a una loca preñada y luego se extraña porque que le tumba el rancho. Todos conocemos la manera particular de actuar y gobernar de Hugo Rafael, y todos sabíamos que no iba a desaprovechar la oportunidad para continuar con su discurso demagógico la construcción de su proyecto político de unificar los países bolivarianos. ¿O será qué Hugo Rafael es la reencarnación de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco; y no nos hemos dado cuenta?

Lo evidente para todos los pobladores del continente es que las extorsiones, los secuestros, los campos sembrados con minas antipersona, los burrobomba, carrobomba, motobomba, collarbomba, cartabomba y las carterabomba, diseñadas e instaladas por ordenes de Manuel, Jojoy y Raúl desde las montañas de Colombia, son para el presidente de la hermana República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, puros juegos y en especial pirotécnicos que lo único que hacen es amenizar la permanente fiesta que vivimos los colombianos.

Quisiera ver a Hugo Rafael, corriendo de un lado a otro, entre el juego cruzado, con cinco hijos, uno de brazos, otro gateando, tres chiquitos y la mujer preñada y sin un peso en el bolsillo a ver qué opina de las Farc. ¡Quiere huevo el presidente!

¿Y LOS OTROS QUÉ?

El otro asunto que queda claro es que en Colombia existen secuestrados de primera, segunda y hasta quinta categoría. Con lo doloroso, reprochable, despiadado y criminal que fue el asesinato de Gilberto Echeverri, Guillermo Gaviria en Urrao, Antioquia y los diputados de Cali, por ejemplo, por la presión de las familias y de las instituciones que representaban por los menos se reseñaba la historia en los medios de información de mayor cobertura en el país.

Desde Antioquia por ejemplo, se utilizaba el helicóptero de la Gobernación, para enviar enmiendas de allá para’ca y viceversa. Guillermo logró hasta direccionar muchos de sus proyectos de gobierno desde su cautiverio y hasta la Yoli pudo solicitar la semillita “el polvo”, para perpetuar su linaje.

¿Pero los otros qué? El soldadito raso que su opción de vida sólo llegó hasta prestar servicio militar a la patria qué, ¿por ese quién lucha? A los únicos que les duele es a sus familiares, campesinos humildes, papás y mamás que no saben leer y escribir, y que además cuando ven el asedio de nosotros los periodistas pierden el habla. ¿Por ellos quién lucha?

Para la liberación de Clara y Consuelo, se necesitó la intervención del gobierno de Hugo Rafael, quien armó un espectáculo a su favor para ratificar de manera pública su apoyo a los guerrillos. Tocó sacar los tapetes rojos, aprenderse los himnos de Colombia y Venezuela, cargar el nieto de Consuelo. Toda una parafernalia para hacer historia. Fueron dos secuestrados y nos alegramos por su regreso.

¿Pero qué hay que hacer entonces para que liberen los miles de secuestrados que están comiendo pasto y tierra, y que además defecan en el monte en un huequito que luego tapan como los gatos? ¿Los secuestrados de quinta que están enfermos qué? Tocará cantar y hacer natilla.
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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.