martes, julio 1, 2025

Lo último

Noticias relacionadas

DEL MIEDO A LA ESPERANZA, LOS «DONES» DE LA POLITIQUERÍA

Error imperdonable fue el que cometió Don Álvaro al haber enviado a pernoctar a Don Berna a la USA. Por lo menos el que Don Diego estuviera recluido en una cárcel del país, garantizaba una cierta y sospechosa tranquilidad en la comunidad medellinense, compartida también por el oportunismo de Don Sergio y Don Alonso, quienes aprovecharon la mentirosa y supuesta paz para reinventar la ciudad. Llevar a Medellín, “del miedo a la esperanza”.

No solamente Fajardo y Salazar estaban tranquilos, todos lo estábamos. Sabíamos de manera silenciosa que con Don Berna en Combita, el capo tenía por lo menos autonomía para patronear y controlar a sus secuaces.

Ahora se ha demostrado que la frase “del miedo a la esperanza” promocionada hasta el cansancio por el gobierno del ex alcalde Sergio Fajardo y heredada por la alcaldía de “Lonso” es una simple falacia que hace parte del discurso demagógico de cualquier simple político de turno.


Igualmente preocupan las pobres propuestas en seguridad del gobierno local y los dudosos resultados de la Política de Seguridad Democrática en la Capital de Antioquia. Cada día se hacen más evidentes los reacomodos de los hoy jefes de combos, ayer peligrosos sicarios a sueldo al mando de Don Berna, que se disputan el territorio del norte de la ciudad con los hombres de Don Mario para el tráfico de drogas y armas, entre otros negocios como el sicariato y la extorsión.

Sabemos la respuesta de Don Álvaro. De acuerdo con el gobierno, el paramilitarismo fue exterminado y sólo quedaron algunos delincuentes comunes, armados hasta los dientes que se tomaron un descansito durante la Asamblea del BID en Medellín. Una semana después del evento internacional y de ensalzar el orgullo paisa, llevan más de 30 muertos por la disputa del poder. “Estamos trabajando para capturar a los responsables, lo cierto es que son casos aislados”, dice siempre la alcaldía a través de Don Jesús María Ramírez, secretario de gobierno de la ciudad. ¿Aislados de quién o de qué? El gobierno sigue sin responder.

La ciudadanía, que por lo general se ilustra con la Vicky, “la que todo lo tiene claro”, continua preguntándose ¿dónde quedaron entonces las permanentes políticas para el desarme de combos y bandas en Medellín? ¿Dónde quedó el proceso de paz con los bloques de paracos que el “Hombre de las Pirámides” recibió con desgano de la alcaldía de Luis Pérez y que luego tildó de ser la mejor prueba piloto contra la violencia que serviría para la negociación a nivel nacional?

La gente común y corriente, los obreros y los trabajadores, los maestros, las secretarias, los oficinistas, los vendedores ambulantes y los empleados siguen preguntándose ¿dónde está Gustavo Villegas exdirector de la oficina de reincorporación a la civilidad, hoy cuestionado por tener presuntos nexos con Don Felipe Sierra y con Don Guillermo León Valencia Cossio todos involucrados hasta los tuétanos por tener presuntos negocios con la delincuencia de Don Mario?

¿Dónde quedó el trabajo de Jorge Gaviria también exdirector de la oficina de reincorporación a la civilidad, hermano de Don José Obdulio, ministro de la propaganda de Don Álvaro? ¿Dónde quedó la esperanza para los medellinenses que prometieron los tecnoneopolíticos en campaña?

El conflicto que hoy se reactiva nuevamente en Medellín, no sólo puede limitarse a unos muchachos dándose bala en las comunas por obtener territorio. ¿Dónde está la responsabilidad de los alcaldes, de los gobernadores, de los presidentes y de los negociadores?


No se puede olvidar que los políticos en campaña son los primeros en legitimar la delincuencia en los barrios más apartados, solicitando permiso a los jefes de combos para realizar las reunioncitas electoreras a cambio de apoyo, clientelas, prebendas y compromisos que son imposibles de cumplir. No se puede olvidar las reuniones de “Lonso” con Memín, Chuchín y Pepín, a quien según un cura de una parroquia, el actual mandatario le ofreció hasta un par de secretarías de despacho.

La complicidad entre los unos y los otros, además, de la incapacidad de la fuerza pública, para contrarrestar la delincuencia, hacen que hoy nuevamente Medellín tenga miedo y que la esperanza que muchos predican, sea una simple palabra escrita en el papel.

Artículo anterior
Artículo siguiente
Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.