El desacierto más evidente de la campaña electoral de octubre pasado fue el que «El Pinturismo» que orienta el renunciado exalcalde de Medellín, Daniel Quintero se echó al hombro como candidato y potencial sucesor al primo, a la «güeva» de «perra flaca» o «caregripa» Juan Carlos Upegui, un completo paquete chileno como político.
Un exintegrante de la campaña de Upegui contó hace un par de días que a ese “culicaga’o” le dio hasta paranoia, además que casi no se relacionaba con los integrantes de su campaña. Es más, explicaron que “caregripa”, dormía hasta tarde, no iba a eventos, cancelaba entrevistas a última hora y sólo se relacionaba con la prima, la hermana y la novia.
¿Error de cálculo? no sé, pero lo que se demuestra es que Daniel Quintero no es tan «inteligente» como muchos aseguran, o, mejor, aseguraban, porque las evidencias demuestran que al «quinterismo» le pudo más el ego y la soberbia que la estrategia.