Una vez más se conmemora en Colombia el grito de la independencia, y vuelve la trillada reflexión que se repite todos los 20 de julio, ¿independencia de qué?
Pasadas las pomposas celebraciones que el expresidente Uribe realizaba, con un ánimo, nada desdeñable, de generar ambiente de nacionalismo que trascendiera a los cotejos del seleccionado de fútbol en el país, la conmemoración ha vuelto a un insípido día de fiesta que este año coincidió alegremente para el sector turístico, con un día lunes para formar un puente feriado más.
Y es que cómo pedirle a la población colombiana que conmemore un día cívico de tanta importancia cuando a diario ve cómo el país es entregado al mejor postor, las multinacionales de diversos servicios y productos se adueñan de los sectores productivos, mientras que la industria nacional padece las duras y las maduras para subsistir.
¿Cómo, entonces se les puede pedir a los habitantes de este país que conmemoren el día de la independencia cuando ven que las políticas que determinan el trasegar de la nación son míseras imposiciones de los grandes grupos económicos internacionales bien gubernamentales, bien privados?
¿Cómo pedirles a indígenas, afrodescendientes, mestizos y mulatos que conmemoremos algo que no existe sino en el afán desproporcionado y egoísta de unos cuantos que aprovechándose de su poder e injerencia en las decisiones políticas y económicas, redireccionan el andar de la nación a su amaño con el único objetivo de saciar sus voraces apetitos de dinero y poder?
Será entonces nuestra primera y real independencia generar una ruptura con esos gobernantes apátridas que hoy sufrimos, de lo contrario seguiremos cumpliendo con un insignificante acto cívico ordenado por el Ministerio de Educación Nacional en las escuelas (que ni siquiera se lleva a cabo en la fecha exacta) y con un sobrio pero pobre desfile militar, que más que mostrar la fortaleza de un ejército victorioso, pretender despertar la solidaridad de la población mostrando la llaga abierta de sus heridos y caídos en combate.