jueves, diciembre 5, 2024

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LA TRAMPA


Es de la más baja calaña lo que algunos congresistas están haciendo con el debate y aprobación de los puntos del acuerdo de la Habana. Pretender modificarlos luego que han sido firmados y la contraparte ha cumplido con el grueso de lo pactado, es por decir lo menos un acto tramposo. Sobretodo y además, si se tiene en cuenta que el otro negociante, en un acto de confianza (ingenuo desde mi perspectiva), mostró su juego y se quedó sin cartas con qué “cañar”.

Pero pese a lo criticable del hecho, es peor entender que lo que están haciendo algunos congresistas, dirigentes y altos funcionarios de gobierno como el fiscal Martínez, no es más que un acto de proselitismo electoral.

Estos personajillos politiqueros de las más bajas condiciones morales, éticas y políticas (entendiendo ésta como el “resultado expreso oficialmente en las leyes de convivencia de un Estado determinado”), están dispuestos a condenar a Colombia a la guerra, el saqueo y el atraso, con el único fin de obtener el poder.

No es un vaticinio trágico. Ya en 1964, incitado por un discurso pronunciado en 1961 por el asesinado Senador conservador Álvaro Gómez Hurtado, hijo del expresidente Laureano Gómez, en el que creó el concepto de “Repúblicas Independientes”, para referirse a aquellos pequeños caseríos campesinos que habían sobrevivido a la feroz época de la violencia entre conservadores y liberales, el presidente del momento Guillermo León Valencia, ordenó el plan “soberanía”, (operación marquetalia). El resultado de la operación, fracaso absoluto desde todo punto de vista, fue el surgimiento de la guerrilla de las FARC.

“Por el contrario, un mes después de la operación, los marquetalianos declaran algo absolutamente nuevo para el país. En el Documento Agrario del 20 de julio dicen que son el nervio de un movimiento revolucionario, hablan de que se les han cerrado todas las vías y enarbolan el programa agrario de un movimiento en armas. Resuelven, además, algo que fue definitivo para la historia futura del país. Uno de los desprendimientos históricos más importantes en la historia de la guerrilla.” (Revista Semana, junio 28 de 1999).

Para nuestra triste realidad, no estamos lejos de que se repita una tragedia igual: el sistemático asesinato de líderes sociales, el acribillamiento de campesinos por parte de fuerzas del Estado, el incumplimiento del gobierno de los acuerdos pactados, sobre todo en lo que tiene que ver con la protección y fortalecimiento del agro, y los discursos y declaraciones incendiarios de aquellos líderes ávidos de poder, son un caldo de cultivo para el nacimiento de uno o muchos grupos al margen de la ley que perpetúen la condición desolada que Colombia ha mantenido por 200 años y de la que intenta sacudirse.

Los acuerdos están firmados, y como en cualquier negociación los resultados no han sido a la medida ni el deseo de todos, sin embargo la necedad de algunos líderes que por esa condición deberían buscar el bien supremo y no sus intereses particulares, está dejando muy mal parado al país ante la comunidad internacional, y poniendo en condición de víctima a la contraparte.


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Adolfo Ospina
Licenciado en Educación Español y Literatura de U de A, apareció hace unos 4 años a este proyecto. Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás, Ambientalista y defensor de los derechos de los animales, peor que Vallejo.