A seis meses de la primera vuelta presidencial el 31 de mayo de 2026, Invamer publicó su más reciente encuesta de intención de voto. El sondeo ubica como líder al senador Iván Cepeda con un 31,9% de preferencia, seguido por el abogado de derecha Abelardo De La Espriella con 18,2%. En el tercer lugar el exgobernador Sergio Fajardo logró un 8,5%.
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El estudio, contratado por medios capitalinos y realizado entre el 15 y 27 de noviembre en 148 municipios del país, incluyó 3.800 entrevistas con un margen de error promedio de 1,81% y un nivel de confianza del 95%.
La encuesta refleja una carrera marcada por la dispersión. Ocho de los 30 aspirantes incluidos en la medición, superan el 2% de intención de voto, mientras 22 están por debajo de ese umbral, lo que revela, por ahora, que el bloque competitivo es reducido y el resto de los precandidatos apenas logra porcentajes demasiados modestos y marginales.

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LA “VENTAJA” DE LIDERAR TAN TEMPRANO, TIENE SUS RIESGOS
Aunque el liderazgo de Cepeda con casi 32% suena como un espaldarazo sólido, la historia reciente de las campañas presidenciales en Colombia sugiere prudencia.
Es frecuente que, en campos fragmentados y muy competitivos, quien encabeza los sondeos a seis meses de la elección no logre capitalizar ese apoyo al final, especialmente si no logra consolidar una coalición amplia o su candidatura enfrenta desgaste mediático o polarización.
En este sentido, que Cepeda figure primero hoy no es garantía de triunfo. Ser puntero tan temprano puede generar expectativas y reacciones opuestas, además que la aspiración se convierte en el foco de ataques, lo que obliga a desplegar más estructura política con el fin de sostener esa ventaja para evitar dejar espacio entre los rivales con menor intención de voto actual.
Históricamente, pocos precandidatos que lideraron encuestas en noviembre lograron convertirse en Presidente, la excepción son Álvaro Uribe y más recientemente Gustavo Petro.
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La historia pesa. En los últimos 25 años, sólo dos candidatos que lideraban las encuestas en noviembre terminaron siendo presidentes: @AlvaroUribeVel en el 2005 y @petrogustavo en el 2021. Los demás,… pic.twitter.com/4s9kUoamy3
— Rubén Benjumea (@puntodevistardb) November 28, 2025
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Si Cepeda logra movilizar y consolidar el electorado de izquierda y al mismo tiempo evitar el desgaste por la polarización y el rechazo, podría mantener su ventaja hasta la primera vuelta.
Si surgen alianzas en otros sectores, como el centro y la derecha, o si un candidato “outsider” logra articular una oferta más atractiva, el panorama podría fracturarse, beneficiando a quienes sobrevivan como “segunda opción”.
Lo otro para tener en cuenta es que la encuesta también midió la intención de voto negativa de los precandidatos en la que Cepeda aparece con los niveles más altos de quienes “no votarán por él”, hecho que jugará en su contra si la campaña se radicaliza mucho más.

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UNA VENTAJA PRECARIA, UN AVISO A LOS ACTORES POLÍTICOS
La foto de la encuesta de Invamer captura un momento temprano de liderazgo para Iván Cepeda en la carrera presidencial, pero también evidencia las fragilidades de ese liderazgo en un contexto de fuerte fragmentación.
Más que un triunfo anticipado, lo que revela es una oportunidad y un reto. Para consolidarse, el precandidato deberá traducir esa intención de voto en estructura real, alianzas, movilización de bases, y, sobre todo, mantener la coherencia política frente al escrutinio público.
Para sus competidores significa que aún hay tiempo y espacio para reconstruir su narrativa, reagrupar apoyos y disputar de verdad.
En una carrera que apenas empieza, la diferencia entre liderar y ganar sigue siendo, por ahora, un signo de interrogación.
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