La reforma política fue la moneda con la que el gobierno nacional pretendió atraer a los congresistas y a los partidos políticos con el fin de impulsar otra serie de proyectos que hacen trámite en el congreso, las reformas a la salud, laboral, pensiones, sometimiento de bandas criminales y el Plan Nacional de Desarrollo.
Con el trámite de la reforma política se puso en juego la transparencia del sistema electoral y político, por ejemplo, el mico de las listas cerradas beneficiando en la próxima elección a los actuales congresistas era escriturar eternamente a quienes allí ostenta hoy una curul, se acababa con la poca democracia interna que obliga al menos en el papel, a tener en la actualidad a los Partidos y Movimientos Políticos para conformación de sus listas, creando una especie de gamonalismo nacional y regional en el que el cupo en la lista ya estaba asegurado según el orden de llegada en 2022.
Permitía la tolerancia al transfuguismo de quienes quisieran pasarse de partido, eso quiere decir, que quienes ostentan una curul a nombre de un partido podían irse a conformar otro movimiento o partido y sacar una nueva lista cerrada en las elecciones al congreso de 2026 como si no fueran pocos los movimientos y partidos que hoy ostentan personería jurídica, treinta y cuatro (34) hasta el momento según el CNE.
También permitía que los congresistas en el momento que quisieran fueran e hicieran parte del ejecutivo ocupando cargos como ministros y otros, como si Colombia fuera un sistema Parlamentario, pero además les daba la opción de volver a sus curules en el momento que así lo decidieran, porque estas curules se les reservaría, violando a todas luces la independencia de los poderes públicos.