Por: @adolfospina
El pasado 2 de agosto me invitaron con mi madre a un ritual católico para conmemorar el cabo de año del padre de una gran amiga. Pese a haberme ido a tomar un tinto en la cafetería de la esquina (todas las iglesias tienen en su esquina una donde venden un tinto maluquísimo) para evadir el ritual, al volver a recoger a mi progenitora, me tocó oír los avisos parroquiales, uno de ellos me llamó particularmente la atención. Invitaba el sacerdote a que el domingo siguiente todos los feligreses llevaran una botella de agua –que no sea un encarte- con el fin de solidarizarse con el pueblo guajiro y agregó –esta campaña se está haciendo en todo Medellín.
Mientras escuchaba se me venía a la cabeza el informe que el 26 de julio había visto en el noticiero de uno de los canales privados referente a la sequía que atravesaba el departamento más al norte de Colombia. Narraban en el especial cómo el agua de la represa “El Cercado”, inundada con la del río Ranchería era utilizada para el riego de sembríos de arroz y palma africana, acaparando el total del caudal con el que ancestralmente se proveían del líquido vital los guajiros.
La represa “El Cercado” es la primera fase de dos del proyecto multipropósito de Ranchería. Tiene una capacidad de almacenamiento de 198 millones de metros cúbicos de agua con los que se abastecerían 9 municipios y se regarían 18.536 hectáreas. Esta fase culminó de ejecutarse en 2010.
La segunda, es la relacionada con distritos de riego y drenaje a nivel secundario, así como la red matriz para el suministro del acueducto, esta fase, que por su hipotética destinación imagina uno es fundamental, no tiene todavía estudios de factibilidad siquiera.
Al llamado de solidaridad hecho por la Iglesia Católica se han sumado el de algunas emisoras, empresas privadas y campañas en redes sociales, con el fin de suavizar la dureza y el padecimiento que debe generar el no tener agua para el consumo, buscando así, no sólo resolver el problema inmediato de una comunidad, sino tapar la negligencia, corrupción, y abandono al que este departamento, al igual que muchos otros, ha estado sometido históricamente.
No podemos perder de vista cuál es el origen real de la sequía actual que atraviesa el país. El acusado niño no es huérfano, a él lo parieron y lo alimentaron las políticas ambientales irresponsables que le dieron mayor importancia a la explotación minera, a los distritos de riego para grandes terratenientes, a las carreteras trazadas a conveniencia de los caciques regionales y que olvidaron un detalle de menor cuantía en este país: La vida. La actual crisis ambiental tiene culpables completamente identificables que han mostrado su incapacidad y servilismo pero que lastimosamente siguen dirigiéndonos.
Recordemos que en la Guajira está la mina de carbón a cielo abierto más grande del mundo, y que varias zonas de ese departamento son víctimas de ese tipo de explotación, que el proyecto del río Ranchería tuvo discusiones miles porque se veía venir lo que hoy sufrimos. Pero sobretodo, no podemos olvidar que nuestro destino como Nación ha estado marcado por la ineficiencia y la improvisación de los mismos o de sus sucesores. Hoy cada uno de los guajiros debe estar preguntándose en qué momento eligieron al Quico Gómez, que les ha robado constantemente, o por qué eligieron al actual gobernador, que es heredero de la tradicional clase dirigente del departamento que no hizo nada para proteger su agua y que hoy los tiene muriéndose de sed y hambre.
Sí, muy loables campañas de este tipo, que buscan mediante la lástima generada por las crueles imágenes televisivas, mostrando las llagas de Cristo, expiar las culpas con tarritos de agua o con $5000 = (cinco mil pesos) del común de los ciudadanos, que no tenemos otro pecado diferente al original, bueno y uno mortal que no será perdonado nunca: seguir eligiendo a los mismos de siempre.
