La obra de teatro “Caliente, caliente”, una especie de stand up comedy a cuatro voces, que trata la menopausia desde la perspectiva de igual número de mujeres maduras, se está presentando en estos días en la Casa de Crisanto en Medellín.
Con un tema llamativo y cuatro reconocidas actrices de la televisión nacional, esta obra pretende jocosamente abordar un tema que aún es tabú en nuestra sociedad y ahondar en la cotidianidad de las mujeres que atraviesan este momento de la vida.
Sin embargo, y pese a las expectativas generadas por una obra que viene de la Capital a la provincia, la arriesgada apuesta de los patrocinadores se quedó corta: un libreto demasiado básico, la actuación poco lucida de las actrices y un escenario pobre, no hacen de este ejercicio teatral algo diferente a una larga retahíla de chistes todos ellos predecibles que lo último que abordan es el tema principal.
Desafortunado ejercicio para la escasa vida cultural de Medellín, ciudad donde la noche solo ofrece la posibilidad del licor o el baile y que atraviesa una grave crisis en lo que a las artes escénicas se refiere, pues pese a la representativa cantidad de teatros pequeños y experimentales que han logrado crear un auditorio muy particular, obras de mayor formato que logren la conjugación de tema, entretención (sin caer en la vulgaridad ni la ordinariez), actuación, escenografía y demás elementos constitutivos del arte, no caben aún en nuestra ciudad.
Este tipo de espectáculos como la obra “Caliente , caliente”, pobres en su forma y contenido aportan poco a la creación de un público más exigente que permita a los promotores de eventos ser más atrevidos a la hora de traer espectáculos de mayor riqueza artística.
Condenada parece estar la capital de la montaña a seguir recibiendo los esquemáticos stand up comedy que no han podido, con contadísimas excepciones, trascender de la narración de chistes adaptados por el narrador a su vida.