Está claro que los políticos hacen parte de la franja o nicho más desprestigiado de la población. Los datos de Transparencia Internacional, capítulo Colombia, advierte que sólo al 18% de la población del país le importa y le interesa la actividad política. Al 82% restante le importa un pito.
Para incrementar la gravedad que padecen los políticos es la falta de inteligencia y creatividad. Piensan igual, hablan de lo mismo, proponen lo mismo, carecen de lo mismo, de dinero. Son grandes capitalistas a la hora de asumir una campaña, quieren invertir lo mínimo para obtener una mayor utilidad.
Por eso cuando uno se encuentra personajes como Doña Ángela Villón, una decente trabajadora sexual que quiere integrar el Congreso de su país, llama la atención por la manera en que promociona su proyecto político. Personalmente votaría por ella y hasta la invitaría a un par de copas, lástima que no sea colombiana…
