Algunos de los periodistas del periódico El Colombiano se encuentran estudiando la posibilidad de instaurar una queja ante la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, por las presuntas presiones que ejerce en su trabajo como profesionales la editora Margarita Barrero.
Los reporteros que aprietan los dientes en silencio argumentan que continuamente son censurados por parte de Barrero al punto que la señalan por abusar presuntamente del poder que le entregó la dirección.
Sobre la insatisfacción de los comunicadores están enterados los dueños de la casa editorial, que en la última reunión de socios llamaron la atención del riesgo reputacional que podría desatarse contra el periódico en caso de confirmarse la queja ante la FLIP.
Entre las quejas que presentan los periodistas del “diario conservador” se encuentra que están trabajando como en el campo de concentración de Auschwitz en Alemania. Cada colega, que responde a una fuente y área periodística entrega sus contenidos al jefe inmediato, quien aprueba el trabajo para posteriormente pasarlo a revisión a la Editora General, Margarita Barrero.
La crítica contra Barrero es que las correcciones basadas en su estilo editorial van desde la descalificación de la primera revisión realizada por parte de los editores de área hasta exigirle al periodista raso en horas de la noche, después de haber terminado su jornada laboral, que regrese al periódico para adelantar la corrección de los contenidos.
Está claro que si un reportero prestado, acepta un determinado empleo, debe someterse a la línea de conducta ética, moral y religiosa de sus jefes. Pero una cosa es que ordeñen la vaca y otra que también se monten en el ternero.
Los reporteros insatisfechos con el presunto maltrato y acoso laboral de Margarita Barrero están pensando, además, en una renuncia masiva de periodistas, que aunque le importaría un orto tanto a la gerencia como a la dirección del periódico, generaría un duro golpe ante la opinión pública.
Con respecto a esas insatisfacciones periodísticas, los hermanitos Juan Pablo María y Ana Mercedes Gómez Martínez están que se cortan las venas por haber metido a El Colombiano a su sobrina Marta Ortiz como directora. Lo claro es una cosa, como buenos godos, si se les pregunta sobre el caso, dirán que no ha pasado absolutamente nada… Ver PARKER Y KENT