martes, octubre 15, 2024

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PAREN DE FINGIR!

Por: Vianette Monsalve
@viamonsalve

Nada justifica ese engaño en sus vidas. ¿Cuántas en este momento estarán pensando que fingir un orgasmo es una “mentira piadosa” y que sólo hace parte de una de las mágicas soluciones que sacamos las mujeres de nuestra “caja de herramientas” para no hacer sentir mal a nuestra pareja? No sean tan altruistas, ninguna se va a ganar la entrada al cielo, una mentira es una mentira.

Los machos alfa tienen que aprender que tener sexo no sólo requiere de erecciones con la duración suficiente para una relación sexual. Por el contrario, se necesitan, además, de otros trucos amatorios de los que podríamos hablar tan extensamente en otro momento…

Sin embargo, quiero hacerlas caer en cuenta que fingir un orgasmo puede llegar a ser la peor trampa con la que negamos el derecho a nuestra sexualidad.

Existen muchas razones por la que fingimos orgasmos, y aunque incómodas, hay que evidenciarlas:

Iniciar una relación de pareja es difícil, eso no se niega, y aunque los primeros encuentros sexuales son excitantes, son pocas las mujeres que logran un real orgasmo en el primer o segundo encuentro. Esto pasa porque tenemos la cabeza llena de preguntas: ¿me veo bien?, ¿le gustaré realmente?, ¿qué va a pasar?, ¿estará pensando que soy una fácil?, ¿estoy gorda? Que no “llegues” se entiende, el orgasmo no es una obligación en un encuentro sexual, disfrutar sí lo es…

Si desde el principio no eres sincera y te metes en el “papelito” que incluye gemidos, contracciones provocadas y gritos en una actuación que haría ganar un Óscar, estás abriendo el camino para que tu pareja nunca entienda la verdad de lo que te gusta disfrutar. El camino errado termina con la muerte de la relación.

Algunas mujeres podrán estar pensando qué nada tiene de malo fingir un orgasmo para que la pareja termine rápido. Hay mucho oficio por hacer, podría estar terminando el informe, es que el trabajo, los niños van a llegar…

Si esto te está pasando es el momento de recapacitar. ¿En qué momento decidiste renunciar al placer? Hay que tener cuidado porque el hielo de la monotonía entumece que lo toca.

Otras se estarán preguntando: ¿cómo no voy a fingir un orgasmo, si nunca he tenido uno?

Otro de los interrogantes que existe entre muchas mujeres enamoradas es que son conscientes que sus parejas son malos polvos, situación que las hace fingir para evitar que se vayan con otra. Amiga lectora, literalmente puedes tener en tu mano la solución.

Son muchas las razones que pueden estar influyendo para no tener un orgasmo. Según el último estudio de la revista científica norteamericana ARCHIVES OF SEXUAL BEHAVIOUR que circuló ampliamente en la red, el 95% de las mujeres que consultan por anorgasmia o la incapacidad de tener orgasmos se curan, sólo el 5% tienen algún problema fisiológico real que no les permite obtener placer. Esto quiere decir que la mayoría de los casos se dan por bloqueos emocionales y por falta de conocimiento de su propio universo sexual.

Sobre el estudio hay mucho en que reflexionar. Lo primero es que si esta es la situación son más las inseguridades que otra cosa y hace falta cultivar la autoestima. Si no conoces tu propio cuerpo y dejas la responsabilidad para generar placer y sensualidad a otra persona, podría ser el problema.

Hay que aceptar que en el mundo anda suelta una “jauría” de malos polvos pretendiendo mujeres, pero también es cierto que parte del problema nace en la falta de autoconocimiento en temas sexuales. Sencillo, si sabes lo que quieres y cómo lo quieres, en el momento en el que aparezca un mal amante, lo dejas ir, pues no te conviene pasar un mal rato.

El estudio que acabo de citar dice que otra de las razones por las que las mujeres simulan los orgasmos es porque fingir les causa un placer excitante y morboso.

Creo que este es un intento para que aceptemos que fingir pueda traer algún real beneficio al placer femenino, sin embargo, estoy segura de que es un ejercicio desgastante y que por el contrario, no le permite a la mujer experimentar realmente la fuerza que tiene su deseo, la potencia creadora que tiene la energía sexual femenina.

También es importante reflexionar en los aportes que han hecho la educación, la religión y la política, que se han encargado de imponer “cucarachas” para impedir una sexualidad sana.

Pese a la cultura, en última instancia la puerta para una vida sexual sana es la comunicación en pareja. Hablar del tema, de cualquier tema y convertir a la pareja en cómplice ayuda a tener una vida sexual saludable.

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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.