viernes, abril 19, 2024

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DE VUELTA POR LA ISLA

Moverse por Puerto Rico es difícil y costoso por su economía dolarizada, el transporte público la única certeza que trasmite es que no llegará, por lo que las opciones se reducen bastante.

Sin embargo hay que hacerlo. El primer destino es sin duda, además de la capital y el viejo San Juan, la Ciudad de Ponce, sencillamente hermosa, aunque allí se nota más la crisis. Ponce es una ciudad museo, sus edificios y calles están bien mantenidos, la gente es elegante y su vida nocturna es encantadora. Se puede disfrutar una obra de teatro o la presentación de ballet de la ciudad, es allí donde más se puede escuchar salsa.

Pero si el deseo es hacer turismo de playa, Puerto Rico es el destino, hermosas. Las de la capital son agradables y muy seguras. Tuve la oportunidad de conocer adicional a las de San Juan, tres en diferentes distritos: playa sucia en Cabo Rojo, la de Luquillo y la espectacular Playa Flamenco en la isla cercana de Culebras, pocas palabras para describir tal belleza.

Capítulo aparte requiere el viejo San Juan, en él, sin que se me quiera acusar de ver el vaso medio vacío, o de pasar por criticón, entendí lo que hace mucho tiempo escucho en la voz de Piero, aquello de “recién envejecido”, y es que los recuerdos de la época del colonialismo español han sido adaptados a la comodidad de la modernidad por lo que parece se hubieran construido recién, esto, obviamente ha alterado las construcciones reales, generando algo así como “modernas construcciones al estilo antiguo”.

Sin temor a equivocarme hay que conocerlo y vivirlo, Puerto Rico es un… ¿país, estado? Encantador, sin dudas lo mejor es su gente, y actualmente goza del deshonroso estatus de ser colonia, un hecho realmente histórico en la actualidad.

*Aviso de un asilo de personas mayores en la ciudad de Ponce

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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.