(Cuento corto de cómo los sueños se hacen realidad
para los emprendedores)
Se durmió soñando un país, el que le había dejado su mentor, su manejador, pero su sueño se convirtió en pesadilla al despertar. El país al que le había abierto los ojos había cambiado en los ocho años anteriores. No sabía qué hacer.
Decidió entonces destruir lo levantado por su antecesor. Sin agenda de gobierno, sin punto de partida, pero con meta clara, (“tener claro dónde ir es tener claro qué decir y es tener claro dónde hay que meter las manos”) creó un caos total, pero alcanzó su sueño: gobernar el país de su maestro, uno con secuestro, con extorsión, con muerte, con terror.
De entre los muertos levantó (con la ayuda de los intermediarios de Dios) su enemigo, atomizado por doquier para tener varios frentes de ataque. Cuando su sueño estuvo casi materializado propuso un presupuesto con mucho dinero para la guerra.
Fue claro, sólo un año le bastó para crear el país de sus sueños.