sábado, julio 27, 2024

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PÉSIMO SERVICIO

Colombia es un paraíso para las empresas privadas y la inversión extranjera. Las políticas económicas que día a día se construyen o modifican tienen como principal propósito facilitar las condiciones para su operación, y por oposición reducir el control sobre su eficacia, y costos.

Dos servicios prestados por la empresa privada son los que peor percepción tienen en los colombianos y no la han ganado de manera gratuita: la salud y el servicio de telefonía e internet tanto móvil como de hogar.

Aunque una no se comparece con la otra, pues la primera es vital, como servicios prestados por empresas privadas se ponen en el mismo pésimo nivel. Poco connacional ha tenido experiencias positivas con lo brindado, de hecho y por el contrario, la gran mayoría tienen una queja motivada por una experiencia personal y o de un familiar cercano.

De las EPS todo está dicho, su ineficiencia ha costado vidas de muchos colombianos, salvajemente han puesto por encima de la salud humana las ganancias económicas. Por el lado de las empresas de telefonía e internet móvil y de hogar, los resultados de satisfacción no son menos peores.

Las intervenciones del Estado con el fin de controlar y mejorar la experiencia de los usuarios han fracasado completamente y como por maldita contradicción parece que toda iniciativa se vuelve en contra de los usuarios de los servicios.
En particular las empresas de telefonía móvil y de servicios de comunicación son de lo más malo que hay: cobertura reducida, servicio inestable, pésima atención al cliente.

Con el ánimo de mejorar el servicio de telecomunicaciones, y amparados en eso de volver a Colombia una región TIC, embeleco absurdo de “El Incapaz”, que cree que todo se solucionará con la “factura electrónica”, el actual gobierno logró hacer la subasta de parte del espectro electromagnético, que solucionaría todos los males del país del Sagrado Corazón de Jesús.

Un nuevo fiasco, ni eso le ha salido a Duque, hoy son más las dudas que dejó el resultado de la subasta que las certezas del dinero que entrará a caja, con el que pretendían ampliar la cobertura, sobre todo de la Colombia olvidada que un día vio cercana la posibilidad de desarrollo, pero que la prepotencia y soberbia de un sector de la población nacional se las truncó.

Parece ser que la subasta, como sólo sucede en este país, le va a costar al vendedor y no al comprador, pues con el escándalo armado por un cero de más en la cifra ofrecida por uno de los participantes, la demanda de los rivales se ve venir.

Esperemos que no vuelva este pésimo gobierno a salirnos con un chorro de babas, y que no me vuelva a suceder como en el pasado enero, que de un mes que se cancela sagradamente en la factura sólo tuve servicio de internet brindado por “Claro” en mi casa, 15 días.

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Adolfo Ospina
Licenciado en Educación Español y Literatura de U de A, apareció hace unos 4 años a este proyecto. Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás, Ambientalista y defensor de los derechos de los animales, peor que Vallejo.