La manera de gobernar y comunicar de Claudia Naranjo debe cambiar, antes de que la desconexión con su comunidad sea irreversible.
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La ausencia de la alcaldesa de Jardín, Claudia Naranjo, durante la reciente visita del gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, a la localidad no sólo generó incomodidad en el suroeste, sino que ha comenzado a hacer eco en otras subregiones como el Oriente antioqueño.
En un video, unos muchachos bajo el perfil en redes sociales “Dominó Político” evidenciaron que el desplante de la mandataria local ha sido tema de conversación en diversos círculos políticos y sociales, dejando en evidencia que su estilo de gobierno no solo es hermético, sino también profundamente desconectado de las necesidades de representación institucional.
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Este nuevo episodio se suma a una serie de cuestionamientos sobre la falta de liderazgo visible de Naranjo, especialmente en situaciones que exigen presencia y gestión directa. Su forma de comunicar ha sido deficiente: no ha dado explicaciones, ni ha demostrado voluntad de corregir el rumbo.
Para una población como la jardineña, que enfrenta graves problemas como el acceso vial para propiciar la llegada de turistas que mantienen el 70% de la población, el silencio de su alcaldesa resulta cada vez más insoportable.
El mensaje es claro: la manera de gobernar y comunicar de Claudia Naranjo debe cambiar, antes de que la desconexión con su comunidad sea irreversible.
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