viernes, octubre 25, 2024

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TIRO AL BLANCO N° 152

Varias son las versiones que se rumoran en torno a la renuncia irrevocable del Gerente del Instituto para el Desarrollo de Antioquia, IDEA, Horacio Vélez de Bedout, quien duró tres mesecitos en el cargo.
A Horacio Vélez le cayeron todas juntas en los últimos días. En la carta que le envió al “Más Educado” Gobernador de Antioquia Sergio Fajardo, argumenta que por asuntos netamente personales se ve obligado a dejar el cargo. Por el momento, existen razones de «peso», que tienen que ver con el estreñimiento del intestino, incluidas las del “corazón”, que no mencionaré por respeto a la intimidad de las personas, y el berenjenal que se armó durante su presidencia en UNE Telecomunicaciones.
Desde el año pasado el Presidente del Concejo Bernardo Alejandro Guerra, viene cuestionando los despilfarros en UNE Telecomunicaciones que dejaron durante ese año, pérdidas por más de 34 mil millones de pesos, hecho que generó la realización de un control de advertencia por parte de la Contraloría General de Medellín.
Entre algunas de las presuntas irregularidades que hoy son motivo de investigación, se encuentran los vicios en la selección de personal, el pago de millonarias bonificaciones a empleados que se retiran de la compañía y las licencias remuneradas hasta la jubilación que se le otorgaron a empleados “malqueridos” durante la presidencia de Vélez de Bedout.
Igualmente se cuestiona el manejo de la nómina de la compañía que está integrada por cerca de 7 mil empleados que cuesta medio billón de pesos al año aproximadamente, de los cuales 3.500 trabajadores son por prestación de servicios, que no hicieron la tarea como debió ser, con el fin de sostener la curul del actual director de Indeportes, Esteban “Palillo” Escobar en la Cabildo Municipal, en las pasadas elecciones de octubre.
Inmediatamente asumirá como gerente en propiedad del Instituto para el Desarrollo de Antioquia, IDEA, Iván Mauricio Pérez Salazar, otro de los fundamentalistas integrantes de los “Más Educados”.
Mauricio Pérez, como se le conoce en el bajo mundo, se desempeñó en la Alcaldía del próximo sancionado mandatario de Medellín, “Lonso” Salazar alias “Tuerquita” como Secretario de Hacienda.
Pérez Salazar, también tiene más cartones que un tugurio. Tiene cursitos en Economía de la Universidad de Londres y estudios de Paz y Conflictos de la Universidad de Sidney, Australia, allá abajo donde la capa de ozono tiene un roto.
La mayoría, por no decir todos los concejales de la ciudad, coinciden en la misma preocupación por el incremento de actos delincuenciales en la ciudad, que la Secretaría de Gobierno de Medellín no quiere admitir.
El Concejal liberal, Carlos Mario Mejía, cuestionó las versiones del titular de Gobierno, Mauricio Faciolince, quien asegura que la inseguridad en Medellín ha disminuido en un 40% con respecto a los primeros tres meses del año anterior. Esta situación deja entrever que el titular de este despacho, solamente vive en la ciudad del DANE y las estadísticas, completamente distinta a la real.
Hechos tan lamentables como el abogado que fue decapitado en días anteriores o el menor de edad asesinado después de un partido de fútbol, podrán ser calificados por la fuerza pública y los organismos de control del Estado como casos aislados, pero dejan la misma sensación ante la ciudadanía de vivir en una Medellín insegura, que la “institucionalidad” es incapaz de afrontar.
La Secretaría de Gobierno de Medellín es una bomba de tiempo, a la cual se le está agotando la mecha, además que se convirtió en el quemadero de funcionarios y burócratas de turno, debido a que los problemas de inseguridad de Medellín, le quedan grande a cualquiera.
Digo que es un quemadero, porque, qué más se puede esperar con la desacertada frase del titular de esta dependencia, Mauricio Faciolince, quien comentó en presencia de varios funcionarios de su despacho que: “Yo vine a hacer política, no a joder con seguridad”.
Además, los subsecretarios de gobierno, manifestaron su preocupación por la presión que recae en ellos, quienes, en última instancia, son los que afrontan y dirigen los programas para garantizar las políticas en seguridad y convivencia ciudadana que conjuntamente con otras organizaciones tienen esta responsabilidad.
Para nadie es un secreto que el municipio de Medellín está repleto de contratistas provenientes de los gobiernos impolutos de los “Más Educados”. La Secretaría de Gobierno de Medellín no se queda atrás.
Pero como cada torero llega con su cuadrilla, la mayoría de los integrantes de la tropa fajaralonsista que trabaja en esta dependencia están que los mata la incertidumbre.
Resulta que en mis andadas, me tropecé con un funcionario de gobierno municipal. Lo vi, me vio, nos vimos. Le alcé las cejas al hombre y se me vino como alma que lleva el diablo.
-¿Qué más hombre, que haces por acá?, me preguntó. –Por acá viendo pasar aviones, le contesté. Pregunté cómo iba el trabajo e inmediatamente avizoré un par de lagrimitas y cambio del tono de voz, ya no era ese timbre soberbio de hace ocho y cuatro años.
A la mayoría de los integrantes de la Alianza Social Independiente ASI, cuotas burocráticas de políticos de turno y contratistas de medio pelo, los están sacando de a poquitos, por la sencilla razón, que el que gana es el que goza; y ahora, el Alcalde Aníbal Gaviria y su fiel edecán Juan Esteban Álvarez tienen todo el derecho de ubicar su clientela.
Desde ya se augura, que a más del 70% de los empleados y jefes de programas de Gobierno no se les renovará sus contratos, sin contar que de la Subsecretaría de Espacio Público, ha salido más del 50% de los trabajadores que venían de la administración anterior.
Cinco horas tardó el recorrido Medellín-Jardín el puente festivo de marzo, pero un viaje de placer, es suficiente para convertir un bus de transporte público intermunicipal, en una folclórica chiva paisa.
Tengo el presentimiento que el «Transformers» Gobernador de Antioquia, Sergio «Optimus Prime», dejará totalmente impecable, la vía que conecta a Medellín con los municipios del suroeste de Antioquia. Salimos a las 6:00 pm. El tráfico estaba lento desde la Avenida Regional con la Calle 10, hasta el peaje de Amagá, donde compraba obleas y cocos. Cerca de dos horas duró el trayecto.
Los 132 mil millones de pesos de déficit que dejó el departamento, como resultado de la administración de Luis Alfredo Ramos, estamos seguros, serán recuperados para la pavimentación de 60 kilómetros de vías durante este nuevo gobierno. De no ser así, estaré condenado a conseguir más amigos, que no necesito.
Cuando se viaja en “flota” muchos son los riesgos. La música del “Rey del Despecho” y los chistes flojos de ese desprevenido pasajero que empieza la rumba antes de tiempo, convencido que estamos disfrutando su profesional imitación de “Suso El Paspi”, todo un atentado contra la inteligencia y el buen humor. Mientras eso sucedía, me dedique a observar el paisaje a 10 kilómetros por hora. En esas circunstancias es mejor “despacio pa’conocer”.
A las 10:30 de la noche llegamos a la tierra, está vez la nube negra que siempre espera a la entrada del pueblo no estaba. No llovió, sin embargo, con los anuncios del invierno, muy pronto estaremos nuevamente, sin carreteras, incomunicados.
EL AGUINALDO DE “COCHISE”

Todo lo del pobre es robado. Ni el pobre Martín Emilio “Cochise” Rodríguez se salvó de los señalamientos de Gobernador Sergio Fajardo, en su cristalino y diáfano Libro Blanco, que tiene al exmandatario seccional Luis Alfredo Ramos en la palestra pública y chilingueando en su posible aspiración a la presidencia de la república.

Resulta que en el translucido Libro, se cuestionaron los 331 millones de pesos por pagar que tiene Indeportes sin ningún soporte, ni factura o cuenta de cobro que las respalde, y para las cuales no se realizó ningún proceso de contratación.
Cuestionan que entre ese monto, se encuentran cerca de 206 millones de pesos por concepto de uniformes para deportistas que participaron en las Finales Juegos Nacionales Intercolegiados en Cartagena y Bucaramanga, y el aguinaldito para “Cochise” por 12 millones de pesos.
Por: Adolfo León Ospina Mejía
Una vez más aparece la exsenadora Piedad Córdoba con el anuncio de la liberación de los secuestrados más antiguos del mundo y como contestación automática el gobierno y los medios de comunicación enuncian las dudas y una a una las veces en que las FARC han dejado a las familias de los retenidos esperando tal liberación. Pareciera que los dos últimos actores mencionados no la desearan, pues son más las oposiciones y los reclamos que el cultivo de la esperanza que, en la persona de la señora Córdoba es lo último que les queda a los secuestrados y a sus familiares.
Es necesario que los colombianos asumamos una postura más conciliadora, y sin renunciar a la verdad que la historia nos ha mostrado, hagamos todo lo que tengamos a nuestro alcance (así sea sólo orar) para que esta vez la promesa del grupo guerrillero se cumpla.
No podemos desconocer, por más legitimidad que en este momento tengan las fuerzas armadas y en general la institucionalidad, que muchos integrantes de ellos prefieren un fin violento al cincuentenario conflicto que sufre Colombia que permitir una reinserción seria y real a un grupo de personas, en su mayoría campesinos robados de sus tierras con mentiras o fusiles y desplazados por el mismo conflicto. Tampoco podemos desconocer que uno de los negocios más lucrativos que existe en el mundo es la guerra y que en Colombia muchos viven y muy bien, de ella. También es real que dentro del grupo de dirigentes colombianos hay muchos que con tal de que la ex senadora Córdoba siga perdiendo credibilidad, hacen votos para que esta prometida liberación sea un fracaso.
Así pues sea este el momento para que los ciudadanos hagamos algo diferente a las marchas mediáticas y exijamos las condiciones, a ambas partes del conflicto, para la liberación no sólo de estos 11 hombres, sino de todos los que estén en esta circunstancia.
AI SE EU TE PEGO
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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.