viernes, octubre 25, 2024

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TIRO AL BLANCO N° 171

Preocupante es la situación financiera del Canal Regional Teleantioquia que reveló el Clan de los Velásquez a través del programa radial “Así va Antioquia” que se emite de lunes a viernes a partir de las 7:00 de la noche por Radio Súper 710 AM.
Javier y Juan Carlos Velásquez dieron a conocer una carta en la que la misma gerente del canal, Selene Botero, expone los inconvenientes que ha tenido Teleantioquia en los primeros siete meses del año para lograr, por lo menos, la operación del canal, que dejan al mes de julio más de $6.000’000.000 (seis mil millones de pesos) en pérdidas, sin contar la disminución del rating en un 25%.
Lo cierto, es que el cambio de lema en el gobierno departamental, está dejando sin recursos al que fuera el primer canal de televisión regional del país. En palabras de Botero, el colapso de las finanzas del canal, se debe a que la parrilla de programación de Teleantioquia, tiene que ceñirse al contenido “filantrópico” del nuevo gobierno de su patrón: “Antioquia, la Más Educada”, en la que prevalecerán los contenidos educativos y culturales, sin contar otros aspectos como el cambio de políticas y razón social de la Comisión Nacional de Televisión, eso dice…
Por esta razón, y como era de esperarse a la tropa del exmandatario Luis Alfredo Ramos la exterminaron totalmente y se realizaron cambios fundamentales en la parrilla de programación, se diseñaron nuevos programas con nuevos presentadores y reporteros. En otras palabras, tumbaron la casa y la volvieron a hacer, con el fin de borrar de un sólo tirón los residuos de la anterior administración, aspecto que generó que la teleaudiencia cautiva del canal se viniera al piso, porque empezaron desde cero. Ver Carta
Se filtró hace un par de días, entre algunos políticos de la ciudad, la conformación de la cofradía piramidal integrada por los seguidores del fajardismo en Medellín. Uno de esos políticos realizó una semejanza con el Reino de los Cielos, donde permanece incólume y omnipotente el dios de los dioses: Sergio Fajardo.
De acuerdo con este servidor de muy buena familia política, Dios se encuentra en la cúspide, por encima de las nubes en el rango más alto. Después del altísimo se encuentran los querubines, guardianes de la gloria de Dios y que de acuerdo con la teología cristiana, son los “próximos o los segundos”, algunos de ellos con ganas de suplantar a Dios.
Los querubines provienen de algunas familias de apellidos oligarcas sobresalientes en Medellín, que se criaron en el ambiente de grandes constructores, que por lo general son ahijados de Dios. Federico Restrepo, Mauricio Valencia, Juan Felipe Gaviria y Horacio Vélez de Bedout, son y han sido los mejores querubines, amantes de los grandes negocios para beneficiar sus intereses particulares. Esos querubines tienen la característica de ser guardianes y al mismo tiempo de pilotear el “carruaje celestial” con la velocidad de un relámpago, para hacer negocios, especialmente con los recursos del Estado.
Después de los querubines siguen los arcángeles, integrados por un grupo de muchachos que se encargan de que los querubines y los ángeles no tengan ninguna clase de relación. Son penúltimos en la cofradía de Dios y están identificados como Juan David Valderrama, Mauricio Faciolince, David Escobar, Nanclares, Luis H Berrío y Santiago Londoño, quien de acuerdo a las próximas jugadas políticas, podría graduarse en cualquier momento de querubín.
Finalmente, y de últimos se encuentra el grueso de la tropa, los ángeles, que en realidad son los que creen en la filosofía fajardista que nació en la desaparecida melcocha denominada “Compromiso Ciudadano”. Los ángeles, son permanentemente manipulados por los arcángeles para que no conozcan, ni se enteren de las “diabluras” de los querubines y de Dios. A los ángeles pertenecen todos los Diputados de la Asamblea de Antioquia del Partido Verde, y el Concejal de Medellín Yefferson Miranda, porque los otros dos, Jaime Roberto Cuartas y el «Marranito» están que se arrepienten.
Por: Rodrigo Pareja, periodista
Con todo el respeto que merecen los que en Medellín pueden calificarse como tales y que caben en los dedos de una mano -los mismos que honran la especialidad desde la cátedra- hay que decir, entre risueño y airado, que en Medellín ha surgido últimamente una plaga de “politólogos” de pacotilla. Los que se creen tales por el sólo hecho de balbucear cuanto chisme elucubre su frenético magín, mueven a risa y compasión cuando posan de sabihondos, conocedores, analistas, examinadores, intérpretes y falladores inapelables del acontecer politiquero parroquial.
“El politólogo es un profesional que se encarga de estudiar el ejercicio del poder en un colectivo humano, con el fin de intervenir en situaciones donde estén presentes, por lo menos, los intereses de dos actores sociales que interactúan”. La anterior es, aparentemente, la mejor definición de ese profesional que con sindéresis, equilibrio, conocimiento profundo, y sobre todo, honestidad, se dedica a irradiar sus conocimientos en los claustros universitarios, siendo excepcional que algunos accedan a los medios de comunicación, aunque justo es reconocer que los dos o tres que así han actuado en el ámbito regional, lo han hecho bien y con suma altura. Pero de ahí a calificar como tales a algunos convertidos en chismorreros gratuitos de cuanto personajillo insignificante se desvive por figurar en los medios de comunicación -a veces mediante la concesión de indecorosas propinas- es confundir la chinchurria con el caviar. No se puede rebajar el análisis ponderado y con altura de un personaje importante o el de una coyuntura de la que puedan derivarse hechos o determinaciones fundamentales para la sociedad, a la intrascendente comidilla de café y al chisme barato sin ningún fundamento, muchas veces lanzado con perversa o pagada intencionalidad.
Otra definición de politología que aparece por ahí y puede tomarse como cierta, es aquella que la define como ciencia que estudia el poder ejercido en un colectivo humano, al tiempo que analiza las relaciones de ese poder que se encuentran inmersas en cualquier conjunto social. ¿Sí podrá decirse que ejercen con rigor esa respetable ciencia algunos que dictan ex cátedra cuando se refieren a cualquier trivialidad ocurrida en el insoportable politiqueo nacional, departamental o municipal?
Qué errados están muchos de los que con su flabistaneo a mañana, tarde y noche se creen protagonistas de primer orden dentro del chusmaje politiquero, cuando en la realidad no pasan de ser unos pobres diablos utilizados sagazmente por otros no menos vividores que se lucran de la imbecilidad e ignorancia que todavía padecen miles de incautos. Aquí en Medellín todos los días hay graduación de “politólogos” que, armados de una grabadora y un micrófono, ostentan como tesis de grado el haber conversado o saludado por la mañana o por la tarde a un concejal, a un diputado o a un congresista, y con ese bagaje posan de tales y pontifican en muchos medios de comunicación, dentro de los cuales, justo es afirmarlo, hay unas rescatables y honrosas excepciones.
Los más conspicuos exponentes de esta habladuría sin sentido, aupados por aquellos que a cualquier costa y costo pugnan por ser mencionados a toda hora, dedican buena parte de su garrulería enfermiza a jugar a la adivinación, con el lanzamiento de pronósticos electorales a diestra y siniestra, para complacencia de ciertos politiquillos, que al escuchar sus nombres experimentan una orgásmica sensación. Para desempeñar este vergonzoso y risible papel han llegado estos “politólogos” de nuevo cuño, que con su polución desmedida contribuyen a contaminar aún más, si cabe, el ya de por sí enrarecido mundo de la política nacional, departamental y municipal.
Por: Adolfo León Ospina Mejía, profesor
Solamente ayer se conoció la declaración de culpabilidad del general(r) Santoyo, quien asumió su colaboración con los paramilitares en cuanto a brindarles información. El caso bastante preocupante por ser el policía de mayor rango en ser investigado por colaboración con los narcoparamilitares ha dejado un mar de dudas al interior del estado colombiano: ¿qué pasó con la inteligencia y la contrainteligencia?, ¿cómo es posible que en pleno ejercicio haya sido ascendido al rango con el cual se retiró, por recomendación del director de la policía general Naranjo ante la comisión segunda de la cámara? Y ¿es posible que el ex presidente Uribe no se hubiera dado cuenta?
Es este último cuestionamiento el que más preocupación debe causarle a los colombianos, no es cualquier general, es la persona encargada de la seguridad del jefe de estado durante ocho años, la persona que acompañaba al ex presidente Uribe a todo evento y que tenía muchísima información sobre el devenir del estado.
A todas estas es bien preocupante que el mandatario colombiano en el eterno periodo 2002-2010 haya estado tan mal rodeado, ¡que asesores tan supremamente ineficientes los que acompañaron don Uribe!
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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.