viernes, julio 26, 2024

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DIGNAS Y HONROSAS

s2El suicidio es el acto por el que un individuo se provoca la muerte. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las dos terceras partes de quienes se quitan la vida padecen depresión, trastornos de ansiedad, adicciones a las drogas o alto consumo de alcohol.

Entre los grandes suicidas del mundo se encuentran artistas como Rembrandt, Alfonsina Storni, Robin Williams, Marilyn Monroe y dictadores como Adolfo Hitler para mencionar algunos de los que permanecieron inmersos en un existencialismo profundo que los llevó a apretar el gatillo o a ingerir una cápsula o coctel para no despertar.

El suicidio es más normal de lo que parece. Hace un par de días, un conocido tomó la decisión de colgarse de un lazo puesto en una viga de su casa, falló en el primer intento, estaba completamente desilusionado porque su mujer lo había dejado. Pasaron los días y el conocido cogió la misma cuerda, la amarró en la viga, se la puso al cuello y saltó al vacío, esta vez sí dio resultado.

Aunque cotidiano, el suicidio sigue siendo visto en nuestra cultura como tabú. Sobre la vida deciden muchos, menos nosotros mismos, sujetos supuestamente autónomos e independientes. Los padres tienen la potestad de engendrar o no pero es “Dios” o el desgaste del cuerpo quienes advierten sobre cuando es la hora de partir.

El tabú y el desagrado con que se analiza el suicidio en algunas tribus urbanas generan permanentemente interminables disputas por la implementación de la eutanasia, tema que polariza el país. La aprobación de la eutanasia o suicidio asistido, menos agresivo que pegarse un tiro en la cabeza, es responsabilidad del Estado aunque en el debate se hayan metido la Iglesia y los defensores a ultranza de la vida, así sea sin dignidad, castrando la autonomía del individuo en decidir sobre su existencia.

En uno sus textos (Ibis, 1900), el tolimense José María de la Concepción Apolinar Vargas Vila Bonilla, se refiere al suicidio. Burlándose de la Iglesia a finales del Siglo XIX dijo: “¡qué los suicidas cobardes… como si el mundo estuviera lleno de valientes!”

Es lamentable para la familia, amigos y colegas allegados la valiente decisión del periodista Arango. Tomó la loable decisión de interrumpir su vida por insatisfacción… Esa opción de suicidarse es muy respetable, máxime cuando se vive en una ciudad violenta como esta.

No obstante, los que quedan con preguntas son otros. Cuánto tiempo se demoró en optar por ese camino, qué pensaba mientras suprimía los perfiles de Facebook y Twitter.

Hay otro elemento que causa curiosidad, la carta, el mensaje de despedida, que escribió a sus familiares, en que se podría suponer están los motivos por los que tomó la determinación de quitarse la vida.

La carta y los mensajes de un suicida, coinciden una psicóloga y un psiquiatra sólo tienen un propósito, generar culpa en los demás. El camino para llegar a la determinación de quitarse la vida está compuesto de varios factores, pero uno especialmente es el detonante para esa sentencia, cuál sería. El suicida atraviesa por momentáneos grados de inconsciencia que desencadenan esa acción.

El sin sentido, el desengaño y el desamor, por ejemplo, son algunos de los sentimientos antagónicos que llevan a tomar esta clase de acciones, para algunos, dignas y honrosas, para la mayoría bochornosas…

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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.