viernes, julio 26, 2024

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LEPTOSPIRA INTERROGANS

p5Las presuntas irregularidades denunciadas por puntodevistardb.com el pasado 2 de diciembre de 2014, que daban cuenta de un manejo inadecuado en el Centro de Bienestar Animal la Perla, tanto a nivel administrativo como médico veterinario que podría conducir a una epidemia de Leptospirosis en la ciudad, llevaron a que se hiciera una invitación de ese Centro para conocer la otra versión de la denuncia.

Al llegar al Centro de Bienestar Animal la Perla, aparece la anfitriona, con su agudo olfato diferencia a los locales de los foráneos. Si le abren alguna puerta se sube con la dignidad de la dueña de casa, sino, y el llegante lo amerita, camina detrás del vehículo (no corre) para saludarlo como se merece.

La Mona, un cruce de labrador narra con las pronunciadas cicatrices de su hocico cada una de las atroces historias que marcan los perros y gatos que, para su fortuna fueron auxiliados y transportados a la Perla.

Como su nombre lo indica, el “Centro de Bienestar Animal la Perla” es un lugar para recoger perros y gatos que han sido epicentro del desahogo de la frustración de algunos insensibles, o que han sido víctimas de un accidente. “No es un centro de recogida de animales abandonados y mucho menos una guardería, tampoco y lejos está de ser una planta de sacrificio, ellos se merecen una oportunidad”. Dice con énfasis Mauricio Gutiérrez, el director del amable grupo de trabajo de la Perla contratado en convenio por la Fundación Universitaria Lasallista.

Es quizá esta diferencia en la concepción del Centro, la que ha llevado a que haya fuertes detractores del proyecto en la municipalidad. Para ellos, los detractores, La Perla debería recibir más de los 7 animales que recibe diariamente en promedio y si se quiere, darles menos oportunidades a los fuertemente traumatizados o a los gravemente enfermos, lo que permitiría una mayor optimización del recurso -dicen-.

Frente a las acusaciones, el equipo administrativo, médico y operativo, plantea la verdadera esencia del Centro, “aquí se reciben los politraumatizados y se les atiende con la totalidad de los recursos. No hay fatiga compasional, sólo que tenemos unos protocolos objetivos para determinar el tratamiento a seguir con los pacientes, incluyendo la necesidad o no de la muerte asistida.

La parte oriental de la Perla es un bloque compuesto por la gatera, un espacio con gimnasio incluido en el que los mininos se ven felices, contiguo a él hay un sitio de aislamiento donde están los más afectados y después un gran espacio donde están los ferales (gatos que no han tenido mucho contacto con los seres humanos).

HASTA AQUÍ LA LEPTOSPIROSIS

p12A medida que caminamos en este bloque, el fuerte olor a hipoclorito de sodio, el familiar límpido, se hace más penetrante y encontramos dos salones grandes, muy espaciosos, forrados completamente en baldosín impecablemente blanco, ¿esto qué es? “El sitio de aislamiento de los animales infectados con Leptospirosis” responden los encargados. “El manejo de los pacientes con enfermedades zoonóticas (como lo son la leptospirosis y la brucelosis) permite garantizarle a la ciudad que desde el Centro de Bienestar Animal la Perla, no se va a incubar ninguna epidemia” y esto se percibe. Sin ser expertos uno podría expresar un adecuado manejo de este tipo de pacientes.

Además de esto, la Perla ha logrado imponer una efectiva y estricta serie de protocolos: para el ingreso de pacientes nuevos, para el manejo de los traumatizados por accidente o agresión y para aquellos que presentan síntomas de alguna enfermedad. Exámenes en el propio laboratorio, zonas de cuarentena y de cuidados especiales componen estos protocolos.

Al seguir el recorrido se pasa por el sitio de manejo de las excretas de perros y gatos, casi media tonelada diaria de abono sale del Centro para alimentar plantas ornamentales de la ciudad, “la mayor parte se dona al Jardín Botánico”. Las temperaturas que se adquieren en el proceso de descomposición de los materiales orgánicos garantizan también que las bacterias encargadas de transmitir la Leptospirosis, mueran.

Por eso el origen de una eventual epidemia de una enfermedad zoonótica en la ciudad tendría que buscarse en otro espacio, como por ejemplo en los alrededores de la Plaza Minorista, donde hay una superpoblación de roedores que conviven con perros y gatos que se comercializan sin ningún control, ni siquiera de sanidad, pero no en la Perla.

El recorrido continúa por tres pabellones que albergan más de mil perros de todos tamaños, colores y razas entrados al centro por diversas razones y en óptimas condiciones para ser adoptados mediante un proceso que hasta el bienestar familiar envidiaría.

Los tres pabellones cuentan con patios medianamente grandes, en parte descubiertos, para la distracción de los caninos, y dos de ellos tienen servicio de peluquería, “no con fines estéticos, las enfermedades de piel son altamente contagiosas y tenerlos aseados es una forma de tenerlos saludables” exponen los empleados del Centro con ese brillo en los ojos que tienen las personas que hacen lo que les gusta.
El recorrido termina visitando el área de medicina externa del Centro y con un voleo de cola de parte de la anfitriona.

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Adolfo Ospina
Licenciado en Educación Español y Literatura de U de A, apareció hace unos 4 años a este proyecto. Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás, Ambientalista y defensor de los derechos de los animales, peor que Vallejo.