Su figura de viejo bonachón, su vida completamente concordante con su discurso y su historia dejaron encantados a los estadistas y ciudadanos de todo el planeta que no se explicaron como un ex guerrillero de un país con una población apenas cercana a los cuatro millones de habitantes, fue capaz con su actuar y su discurso de darle esperanzas a un mundo que cada día cae más en el sin sentido del consumo.
“No soy pobre, soy austero” es el replicar constante de José, el Pepe, Mujica un excombatiente de la guerrilla de los Tupamaros que después de 13 años de estar encarcelado logró llegar a la presidencia de su país con una amplia votación.
El pasado 1º de marzo le entregó la cinta presidencial a su sucesor, el también candidato por el Frente Amplio Tabaré Vásquez, quien ya había oficiado ese cargo entre el 2005 y el 2010.
Para la narración anecdótica de los cronistas universales quedarán historias como la presencia de un habitante de calle que se arrima a pedirle dinero al “Pepe” y en agradecimiento le exclama “que seas presidente toda la vida” y la respuesta entre la alegría y la contrariedad del viejo bonachón: ¡Nooooo!!!
O el relato casi fantástico de un hombre que después de más de una hora de hacer autoestop es recogido por el Pepe en su Volkswagen modelo 87, manejado por el propio presidente. Escarabajo que tampoco pasó desapercibido, como nada de lo que lo rodea, pues un jeque árabe ofreció un millón de dólares por él y el ahora expresidente rechazó la oferta.
Más allá de lo anecdótico y como lección para este mundo materialista y deshumanizado quedaron las medidas, si se quiere progresivas, del en ese momento Presidente de Uruguay: la despenalización del consumo y producción de la marihuana, la legalización del aborto. Mas una política moderna y actualizada a la situación actual que una populista y descontextualizada.
Además de su reducción de salario, queda la enseñanza de una persona que a sus 81 años entrega la presidencia de su país convencido de que el enemigo más grande del mundo actual es el consumo desmesurado que le ha robado la humanidad al hombre. En otra época se diría ¡gloria al comandante Mujica! Hoy le diremos algo así como ¡viejo, eterno agradecimiento por las reflexiones que le dejaste a este mundo, ojalá sean recogidas si quiera por parte de la población mundial!
