martes, noviembre 12, 2024

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NO ES COMO LA PINTAN

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¿Cómo le fue? Le pregunté a un compañero de trabajo que se había ido de vacaciones a su tierra natal, Quibdó, la capital del departamento del Chocó. Su respuesta, aunque dolorosa, no causó mucha sorpresa: –no pude comer pescado, los ríos están altamente contaminados por mercurio y no deja de ser un peligro.

Esta es la realidad del ambiente en Colombia. Anualmente, según la Revista Semana, en la selva chocoana, la tercera más húmeda del mundo, con una biodiversidad enorme, se talan más de 4000 (cuatro mil) hectáreas de bosque nativo y no decimos nada. Parte de la explotación tiene como objetivo la comercialización de la madera, la otra, no menor, la minería.

La explotación maderera no es realizada por nativos del departamento, es decir, ni negros ni indígenas explotan la riqueza que abunda(ba) a su alrededor (según cifras oficiales más del 40% del territorio del departamento ha sido deforestado), de hecho, es una empresa canadiense, la Prima Colombia Hardwood Inc, la que más provecho le saca a la riqueza ambiental.

Pero no sólo el Chocó sufre el deterioro ambiental, todo el país, está siendo saqueado por multinacionales, que han encontrado en las riquezas del suelo y el subsuelo colombiano y en la desidia de sus habitantes una fructífera forma de engrosar sus arcas.

Por eso, cuando vemos las condenables imágenes de los derrames de petróleo provocados por los atentados de las FARC, y los consiguientes comentarios de políticos y analistas, no se puede dejar de pensar en el maniqueísmo que de eso se quiere hacer por los guerreristas y los gobernantes de siempre, los mismos que han tenido, por ejemplo a Tumaco, históricamente sin agua, así no hubiese habido un atentado que contaminara sus fuentes hídricas.

Es indignante ver cómo se aprovecha la desgracia de los connacionales para buscar réditos económicos y electorales, sin más escrúpulos que el afán de protagonismo y rating, sin un interés diferente a la explotación de esa misma tragedia para los intereses de grupos económicos y políticos.

El problema ambiental en Colombia no es un asunto de atentados terroristas de las FARC, es un problema de vocación económica, de amor por el territorio y de legislación. No es el país quien impone las condiciones para la intervención minera, son las grandes multinacionales de la minería y la explotación petrolera, las que imponen sus necesidades que piensan subsanar con lo extraído de nuestro territorio.

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Adolfo Ospina
Licenciado en Educación Español y Literatura de U de A, apareció hace unos 4 años a este proyecto. Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás, Ambientalista y defensor de los derechos de los animales, peor que Vallejo.