Todo tiene sentido. Nada tiene de raro que los dueños del poder, gobiernen y coadministren con los amigos mientras lo hagan bien y ajustados a la ley. Para el Metro de Medellín trabajar la reputación es uno de los objetivos principales, así la percepción y la realidad vayan por otro camino.
Varios de los empleados de la Empresa Metro “cuchichean” sobre los logros, efectividad y eficacia de varios contratos que se firmaron sin antes evaluar si hacían parte de la misión y objeto del sistema masivo de transporte.
Uno de ellos tiene que ver con la “Cultura Metro” que se firmó con la Fundación Casa de las Estrategias, integrada por quienes, en su momento, quisieron postular a la misma Claudia Restrepo como aspirante a la Alcaldía de Medellín. La Fundación está integrada por oenegeros viudos del poder entre lo que se cuentan Sergio Restrepo, Director del Teatro Pablo Tobón, además de Lucas Jaramillo y Juan Mejía, amigos personales de la Gerente.
Otros de los contratos que deberán ser revisados por la Junta Directiva del Metro son la intervención de las fachadas de Ayacucho en su primera fase que se adelantó con el Museo de Antioquia por $200’000.000 (doscientos millones de pesos).
La segunda fase de ese objeto fue contratada con la empresa ORBIS por $1.694’440.394 (mil seiscientos noventa y cuatro millones, cuatrocientos cuarenta mil trescientos noventa y cuatro pesos). El cuestionamiento que se hacen los empleados del Metro es si la entidad tiene responsabilidad para pintar fachadas a particulares.
