Científicos de la Nasa no han podido determinar a ciencia cierta quiénes de los integrantes de Compromiso Ciudadano tienen el ego más grande que Fajardo.
Tienen un ego de tal proporción que es probable que no les quepa en la Casa de Nari y un “superyó” tan grande, al punto que cuando otro les roba la atención y el protagonismo se les revuelve el estómago.
La “Reputación” es el sentimiento, consideración, opinión, estima y prestigio que se tiene a una persona, marca o empresa que se construye a través de la percepción y la realidad.
Cuando hay problemas de reputación, mosquéese, puede ser: uno, que no está invirtiendo en comunicaciones; y dos, que está chicaneando mucho y la percepción no es compatible y no tiene nada que ver con lo que verdaderamente su mercé hace en la realidad. En otras palabras, como los políticos, mucho bla, bla, bla y nada de nada. Eso afecta la reputación…
Su valor económico es incalculable y es por eso que los empresarios y personas del escenario público invierten en reputación lo suficiente, con el fin de alcanzar mayores estándares de calidad que en resumidas cuentas representa dinero.
Después de doce años de participación en el escenario público de Sergio Fajardo, su reputación empieza a afectarse al punto que los “políticos nuevos” están haciendo de las suyas, aspecto que lo tiene bastante preocupado.
Fajardo, quiera o no, y así la Procuraduría General de la Nación y otros estamentos de control lo hayan exonerado de culpas, tiene afectada su reputación. Su hermano Andrés “El Ladrón” Fajardo, afecta su reputación. El asunto de la “Mina” de Beatriz White, afecta su reputación, al igual que la presunta participación en política con “Tribilín”, deja en el traste su reputación.
Los integrantes de Compromiso Ciudadanos, entre ellos el loquito de Alonso Salazar, han creído que el único enemigo político de Fajardo es el Gobernador Luis Pérez Gutiérrez. Para nada, pero nada es nada…
El verdadero enemigo político y quien verdaderamente le hace daño al proyecto de “El Anterior” tiene nombre propio y se llama Federico Andrés Gutiérrez Zuluaga, Alcalde de Medellín.
Si somos atentos, Gutiérrez está alcanzando altos estándares en reputación en todas las comunas de la ciudad por la sencilla razón que sale a recorrer las calles, juega fútbol en canchas populares, toma jugo con agua y tasa sucia, saluda con besitos a niños con mocos y baila con la señora del barrio.
Federico, una mezcla entre el populista de Uribe y el disfraz de profesor Fajardo, se la pilló, pero bien pillada y en la actualidad tiene haciendo gárgaras a los que hace un par de años fueron sus amigos.
