Bastante incomodidad hay en la Contraloría General de Medellín por dos derechos de petición que están rodando de oficina en oficina con los que se le exige al organismo de control fiscal municipal aclarar la situación de un alto funcionario de esa entidad.
El asunto, que para nada es de asustarse sino de tomar decisiones, revela presuntamente la falta de cumplimientos de requisitos para el cargo por parte de un empleado de libre nombramiento y remoción cuota política de un político de turno. Si no cumple, que se vaya…
Además, argumenta garganta profunda, que el otro derecho de petición solicita la respectiva solución de problemas, al parecer porque el mismo funcionario se está extralimitando en sus funciones al punto que raya con el maltrato de personal y empleados subalternos.