A los integrantes de Centro Democrático, partido a través del que se lideró la campaña del NO para el plebiscito que pretendía refrendar los acuerdos entre las FARC de Timochenko y el Gobierno de Santos se les apareció la virgen.
La polarización que generó las conversaciones entre la guerrilla y el gobierno lograron sostener la indiferencia del 60% aproximadamente de las personas habilitadas para votar que se encuentra más o menos en unos 30 millones. Cerca de 13 millones de votantes decidieron en un cabeza a cabeza ratificar que el territorio está dividido con un muro en la mitad.
La realidad de Colombia no está clara. La derrota política de Santos está más que cantada porque irremediablemente tendrá que contar con las opiniones del máximo y único jefe de la extrema derecha Álvaro Uribe Vélez, quien exige sea incluidos en el acuerdo que los integrantes de la guerrilla no participen en política, que vayan a la cárcel, que aporten a las víctimas, que el narcotráfico no sea un delito conexo y que la Constitución no se sustituya con algunos componentes de lo pactado.
Sin embargo, ya existen voces que advierten que la decisión del plebiscito no tiene ninguna clase de efecto jurídico, y que por el contrario, lo acordado con las FARC sigue adelante asumiendo el desgaste político que eso implicaría.
Lo paradójico de los resultados obtenidos el domingo 2 de octubre, que legitima políticamente hablando al uribismo a exigir su participación en las conversaciones con las FARC, es que la mayoría de sus integrantes quienes votaron por el NO sólo han visto la guerrilla por televisión, mientras entre los que votaron por el SÍ, se encuentran muchos de los habitantes de las poblaciones que fueron atacadas por la misma insurgencia.
Lo ocurrido el fin de semana pasado le dejó al gobierno de Santos unos resultados bastantes adversos en lo que tiene que ver con su imagen y reputación. Con base en los resultados electorales hace dos años durante la segunda vuelta presidencial en la que Juan Manuel Santos obtuvo 9 millones de votos, podría decirse que perdió cerca de 2 millones y medio de simpatizantes que no lo apoyaron en el plebiscito.
La propuesta de Reforma Tributaria y las cartillas sexuales de Parody para no mencionar los paros de las clases obreras, hicieron también la suficiente mella en el corazón del “ciudadano promedio” que sin argumentos se dejó convencer del discurso de la oposición, que además, canceló el viaje del Papa Francisco y tumbó un Premio Nobel de Paz…
