Los integrantes del Estado Mayor de las desarticuladas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, presentaron en el Parque Bolívar de Bogotá el nuevo partido político con el que empezarán a partir del próximo año la actividad electoral, condición de la democracia.
En un megaconcierto en el que participaron Jony rivera y Totó la Momposina entre otros artistas, los exguerrilleros hablaron como cualquier político de turno sobre las intenciones que los llevó a dejar las armas para participar de la vida pública.
Sin embargo, después del espectáculo vienen los reparos. Independientemente del propósito de los recién desmovilizados, los exguerrilleros cometieron un error por novatos, primíparos y “nuevones”.
Esa ligereza les generará problemas porque empezarán su carrera política a empellones y cojeando, aspecto que les evitará obtener positivos resultados electorales.
El gran error de los viejos guerrilleros de las FARC fue haber conservado su nombre para fundar su nuevo partido político, craso error en comunicaciones que les restará indudablemente.
Pasar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, a la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, FARC, es continuar conservando una de las peores marcas y de peor desprestigio de los últimos 50 años en el país.
A las nuevas FARC, que en la actualidad posee entre 7 y 8 mil desmovilizados sólo le alcanzará los votos para elegir, si acaso, algún concejal de parroquia o un alcalde de un pueblito cagao. No será fácil para el nuevo partido político, porque, además, sus integrantes, ni académicos, ni intelectuales, sólo gente cansada del monte que ya le corren a la leishmaniasis.
