Por fin se decidieron. Los integrantes de la Fuerza Revolucionaria Alternativa del Común, FARC, inscribirán a Rodrigo Londoño alias Timochenko como candidato presidencial para los comicios del 2018.
Las FARC se encuentran a la espera de que el Consejo Nacional Electoral les otorgue la personería jurídica para poder adelantar dicha inscripción junto a las listas para Congreso que deberán presentar para participar en marzo del próximo año.
Lo cierto es que los verdaderos candidatos con opción de poder en las elecciones se conocerán en la segunda vuelta presidencial en el mes de mayo del año entrante, cuando entrará en funcionamiento la maquinaria de la Casa de Nari.
Como van las cosas para dentro de ocho meses sólo habrá dos fuerzas una de izquierda y otra de derecha. Según las proyecciones y con base en los posibles resultados de las elecciones de Congreso, el candidato de la derecha podría tener para la segunda vuelta unos 25 senadores del Centro Democrático, 20 de Germán Vargas, unos 7 del Partido Conservador y otros 7 del Partido de la U que se le torcieron en silencio pero evidentemente a Juan Manuel Santos.
Mientras no haya trasfuguismo o reforma política cambiar de partido está prohibido, pero la “dinámica política” propicia las maniobras necesarias para hacerlo por debajo de cuerda, lo que significa que el candidato de derecha podría contar con el potencial apoyo de un bloque de unos 60 senadores de los 102 que hay actualmente.
Por su parte, “El hombre de la Biblioteca España” Sergio Fajardo, la histérica de Claudia López y el manzanillo de Jorge Robledo integrantes de la Coalición Colombia tienen cuentas bastantes modestas. Fajardo en la actualidad no tiene representación en el Congreso y todavía no tiene partido y el Polo que ni Democrático ni Alternativo hoy tiene sólo 5 senadores y podría perder el umbral al restar los cerca de 200 mil votos que Robledo sacó en el 2014.
La Alianza Verde de Claudia está en las mismas del Polo. López obtuvo unos 82 mil votos con los que no contarán para el Congreso, situación que traduce que su fuerza parlamentaria es absolutamente poco significativa.
