Muero de la risa con los triunfos pírricos de los que hoy celebran los resultados de las encuestas. Recuerdo, por ejemplo, esos altos resultados que logró el entonces excandidato presidencial Antanas Mockus que obtuvo más de 9 millones de “me gusta” al punto que sólo gobernó en Facebook.
Lo mismo pasa con la nueva y última encuesta de intención de voto mandada a hacer por varios medios capitalinos en la que Gustavo Petro destronó a Fajardo del primer puesto y en la que en tercer lugar quedó ubicado Germán Vargas Lleras. Todo un despiste para el ciudadano promedio que se mueve de acuerdo a lo que dictan los empresarios, propietarios de los grandes medios…
El asunto es que, así parezca lo contrario, la campaña presidencial no ha empezado, porque tanto los unos como los otros, están esperando los resultados de la campaña parlamentaria con el objeto de iniciar la confrontación de “ideas” y “programas” que buscan adormecer y polarizar al ciudadano.
La verdad sea dicha. Una campaña electoral presidencial no es una competencia entre políticos, por el contrario, es una competencia entre empresarios que en primera instancia utilizan a los políticos como herramienta para comerse la “torta” del Estado.
¿Quién ganará la presidencia? Quien reúna el mayor número de empresarios, medios de información y presupuesto. Así siempre ha sido y esta vez no será la excepción…
