Mientras en las regiones del país se concentran en las elecciones territoriales danzando en torno al jolgorio entre candidatos malos y perversos que quieren vender las mismas viejas ilusiones con las que se construye el fracaso, el Presidente Duque y sus muchachos se encuentran en la disyuntiva de cómo manejar la actividad legislativa en un Congreso de la República que no copia sus intereses.
El temor de Iván Duque y su inexperto gabinete ministerial es que no ha podido convencer a dos de los partidos más importantes, clientelistas y burócratas de la historia republicana del país, el liberal y Cambio Radical para que lo apoyen a través del análisis de cada una de las iniciativas que el Ejecutivo radica en el Congreso. Para qué hablar de los godos, ya están arrodillados y no les han dado nada…
El temor del Gobierno está infundado a que el 20 de julio cambian las presidencias en Senado y Cámara, que por acuerdos políticos entre congresistas, serán para liberales y vargaslleristas respectivamente.
Tan complejo es el panorama para el Gobierno de Duque que desde el mismo partido oficialista están convocando a la “reflexión” con respecto al ofrecimiento de participación burocrática para proporcionar aceite que permita que la “máquina” funcione como debe ser…