martes, diciembre 10, 2024

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PERFECTO MANUAL

Cuando tenía 10 años con 3 millones 180 mil votos el domingo 30 de mayo de 1982 el conservador Belisario Betancur le ganaba las elecciones presidenciales al liberal Alfonso López quien sólo alcanzó los 2 millones 800 mil votos.

De pantalón corto, lentes grandes y una cauchera en el bolsillo de atrás disfrutaba ver los carteles que pegaban en las paredes de las cantinas de cada esquina de la plaza del pueblo.

Gallos de pelea, uno rojo, otro azul, voleándose espuela, era lo que sugerían las ilustraciones regularmente impresas en medio pliego de papel bond curtido por el sol. ¡Arriba “El Pollo”!, ¡viva el pueblo!, gritaba un borracho que llevaba la “tomba”…

La pelea de gallos era más que un insulto para aquella época de polarización política en un pueblo atestado de godos que heredaron las escopetas del Padre Vargas para lograr llegar al cielo siempre y cuando cayera un liberal.

A mediados de los 90, Andresito, el hijo bobo de Misael entregó los narcocasetes a la prensa para denunciar la filtración de plata caliente proveniente de Cali de propiedad de los Rodríguez Orejuela en la campaña de Ernesto Samper, otro de los que apoya a Petro. La gente dirá que el Proceso 8.000 a estas alturas, a escasos días para elecciones es apenas una anécdota de la política colombiana.

40 y 20 años después de esos hechos nada ha cambiado, ni la forma ni el fondo al punto de poder asegurar que los peores presidentes de la historia no han sido ni Los Pastrana, ni Samper, ni Duque, sino que será el próximo…

Las elecciones presidenciales de este año se convirtieron en la peor contienda política de las últimas décadas en las que la falta de escrúpulos predomina no sólo en la derecha, sino también en la izquierda democrática que ha demostrado que es más de lo mismo, que hace lo mismo que tanto ha criticado en los otros, pero claro está que si no se comporta como los otros no tiene opción de poder, tiene que ser también corrupta…

Polarizar desde hace 20 años entre el malo y el bueno fue lo que vendió el sistema, el modelo, con la diferencia que ahora estamos frente a dos muy buenos. Petro y Rodolfo son muy buenos, no sabemos para qué, pero la manera, la forma en la que se ha abordado la campaña, llena de errores por las permanentes salidas en falso dejan un sabor de poca alternativa que descalifica a cada uno de los candidatos.

Hacer de tripas corazón con lo que hay. Al conocerse los “petrovideos” que decoloran a un candidato ya bastante desdibujado con unas ganas casi vinagres de 12 años por ser presidente, lo que toca es hacer fuerza porque no hay hueso pa’ un buen caldo.

Si por la izquierda truena por donde Rodolfo ni escampa. A escasos días para elecciones “El Viejito” se echó a perder dejando en el ambiente incapacidad para salir a debatir con Petro, que según un alto tribunal de Cundinamarca por un fallo de tutela está exigiendo que se realice por televisión pública.

Rodolfo, un sugar daddy remasterizado y amante de la ideología hitleriana dejó en el ambiente ser un brabucón que se escudó en: “es que yo hablo así” con lo que construyó ante la opinión pública pésimos mensajes y malas interpretaciones que le han impedido exponer de manera clara su plan de gobierno después del 29 de mayo cuando se ganó el paso a la segunda vuelta.

Candidatos muy buenos, pero más perversos que malos a la hora de comunicar y de ser asertivos, carentes de propuestas claras, faltos de tecnicismo, de academia, sin argumentos y con una habilidad abismal y suficiente para en un dos por tres saltar de ideas a ocurrencias.

A Petro, por ejemplo, se le acaba de ocurrir una vía férrea desde Tumaco pasando por los Llanos hacia la Costa Atlántica, además del trencito eléctrico elevado entre Buenaventura y Barranquilla con un costo 57 veces más que el Metro de Bogotá que desde hace décadas intentan construir.

O como les dijo a varios mineros de carbón de Boyacá, que les iba a pagar las 5 millones de toneladas al año de producción que el gobierno almacenaría en algún lugar de la galaxia con el propósito que se dedicaran a cultivar papa. $6 billones al año le costaría al Estado colombiano esa propuesta, plata de dónde…

A Rodolfo, la cuota “simpática” de estas elecciones a quien se le apareció la Virgen el 29 de mayo la graduó de prostituta. Van 15 días y “El Viejo” tiene que esforzarse mucho para explicar su plan de gobierno porque ya ni los gritos ni los madrazos se escuchan del candidato cuyo objetivo es atacar desde su apartamento en Bogotá, luego de convertir la Casa de Nari en museo, la corrupción evitando aclarar las razones por las que está imputado por un caso de lo que tanto critica.

Lo sobresaliente de esta contienda y que han hecho a la perfección es que tanto Petro como Rodolfo no se equivocan a la hora de cumplir de manera exacta el manual del PERFECTO POPULISTA, esas reglas que les gusta a la mayoría y que el ciudadano promedio consume sin digerir.

Petro se va a dormir a casas de personas de escasos recursos y hasta voltea patacones en el sartén para verse del pueblo, mientras Rodolfo en boxer con pinta desabrida, injertos de pelo recién hechos y su tejido adiposo al aire sale con modelos e influenciadores haciendo tik tok para conquistar el electorado joven…

Un colega con quien estaba reunido hablando de la patética campaña que estamos atravesando sugirió ser realistas. Dijo que no estábamos asistiendo a una final mundialista entre Alemania y Brasil, y, que, simplemente presenciábamos un “picadito” entre el DIM y el Tolima.

En el encuentro, explicó, además, que la segunda vuelta presidencial que se define este domingo 19 de junio iba a ser igualita como cuando se llega tarde a un festival de postres gourmet y se agotan el tiramisú, el postre de leches, de natas y la milhojas, sino hay más, toca escoger entre panela y bocadillo.

Qué larga, qué desgaste, qué cansancio esta campaña, pero así sea con el desgano que produce la percepción de ambos candidatos hay que salir temprano a votar por el menos malo.

Unos lo llaman voto útil, otros voto envenenado puesto que el constituyente primario votará por el candidato que menos le genera inconformidad. Botar el voto votando en blanco no sirve para nada, por el contrario, le ayuda a Petro, quien se encuentra a 2 millones de sufragios para ser presidente.

Salga a votar, vote por quien quiera, pero vote, porque, aunque no hay comparación como con lo que se ofrece en un festival de postres, la panela y el bocadillo saben bien, mientras estén bien acompañados…

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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.