miércoles, octubre 23, 2024

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FALTÓ ALINEACIÓN

alcoholLa tarde del jueves estaba planeada. Nos encontraríamos como siempre en clase de salsa casino en la academia que acoge a todo aquel que excusándose en las ganas de aprender a bailar quiere dejar a un lado el tedio de la monótona cotidianidad, la soledad y la incapacidad, para algunos como yo, de someterse al padecimiento de una pareja estable y permanente.

Algunas mujeres sostienen que las relaciones de pareja siempre terminan en lo mismo, en una disimulada dictadura que hace que uno de los dos lleve del bulto. Pero la actualidad dice más cosas. Ahora las relaciones de pareja carecen de formalismo y compromiso, características que hacen sentir a cada uno de los integrantes de la dupla, por más engolosine que exista, que no se tiene nada, ni siquiera una certeza…

Tenerlo todo y nada al mismo tiempo es la sensación que hoy asumimos los que huimos del compromiso, pero hay que aceptar que esa circunstancia hace que nos matriculemos en clase de baile como excusa para observar un panorama diferente.

Después de clase el columnista de este sitio web, todo un caballero se ofreció a llevar a su casa a una de las compañeras de baile. Los planetas estaban alineados porque la chica aceptó el detalle, la noche estaba fría con una permanente y sutil lluvia…

-Tomémonos un par de cervezas, propuso el caballero. La chica, una gigantona, agradable y bien parada, aceptó nuevamente la invitación. Compartieron un buen rato con la conversación con la que se presume se conoce a alguien por primera vez. Que yo, que tu, que el verano, que el calor, que el baile. El caballero toda una apología a la decencia llevó a la dama a su regazo, a su casa, no a la de él. La primera salida, por lo general es más protocolaria que cualquier cosa.

Dos cervecitas ingirió este hombrononón, pero la alineación de los planetas sólo beneficiaron a la invitada de la noche, porque en el intercambio vial de Carabineros, ahí mismo en la Universidad Nacional, había un reten de la Policía y el Tránsito.

-Pare joven, buenas noches, bájese del carro, papeles, todo en regla, sople aquí, solicitó la autoridad… ¡Padre de mi vida! 0.47 grados de alcoholemia, ni siquiera un puntico…

El problema de no tener una pareja estable es que no hay con quien hacer catarsis, quejarse por el sistema y ni siquiera se cuenta con alguien para que te vea patalear por la mala suerte. Al joven, bueno, no tan joven columnista le inmovilizaron el carro por tres días hábiles, pero como era jueves en la noche también toca pagar sábado y domingo más la grúa.

Ingerir dos cervecitas, producen, marcan 0.47 grados de alcohol más el pago de $3.600.000 (tres millones seiscientos mil pesos) de multa, según el Código de Tránsito, más tres años de sanción de la licencia de conducción, sin contar los cerca de $400.000 (cuatrocientos mil pesos) de parqueadero y grúa, y el trabajo social para rehabilitar el muchacho. (Acá rezamos, Virgen corazón de María…)

Lo claro con esta experiencia es una cosa. Si la muchacha, no hubiera estado tan buena, lo más seguro es que ella se hubiera ido con su amiga como de costumbre. Si no hubiera llovido, esa noche lo más seguro, tampoco habría pasado nada…

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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.