“Es el momento de reescribir la historia de nuestro país”, dijo Yineth Trujillo, una mujer de 28 años de edad que fue vendida a las FARC cuando tenía 12, debido a la pobreza en que vivía su familia. En la durísima entrevista que la exguerrillera dio a la emisora BLU RADIO, narró cómo era violada sistemáticamente y en una ocasión obligada a abortar.
Lo más relevante de la entrevista, además de la crudeza de su relato, fue la respuesta que dio cuando le preguntaron si el anuncio de las FARC de suspender el reclutamiento de menores de 17 años era significativo. Además de la cita inicial, Yineth aplaudió el anuncio y casi que en un gesto completamente altruista con las nuevas generaciones de colombianos, expresó su intención de perdonar a sus captores incluso sin la necesidad de un castigo real para ellos.
Las palabras de la narradora debieron haber dejado sin argumentos y completamente desarmados a los enemigos del proceso de negociaciones de la Habana, que han criticado desalmadamente los, para unos insignificantes y para otros positivos, anuncios del grupo guerrillero.
Y es que analizar desde el confort de la oficina o desde la perspectiva de Caracol o RCN, es muy fácil. Para muchos el hecho de que las FARC planteen que no volverán a reclutar menores de 17 años es un gran paso para el proceso de desmovilización, así como ha sido un gran logro la tregua unilateral implementada por ellos mismos desde diciembre.
Lo cierto es que para el dolor de muchos el proceso de diálogos de la Habana está dando, lenta y paulatinamente pequeños avances que alimentan la esperanza de un pueblo (el real) que ha sufrido la inclemencia y el rigor de una guerra sin sentido. Y que, aunque para unos sea el caballito de batalla en el qué cabalgar su protagonismo y vigencia política, es mejor tener un grupo guerrillero en tregua y que haya pasado de reclutar menores de 15 años a de 17.
Sabemos que el sapo que tendremos que tragarnos es grande, pero también sabemos que de no ser así, la continuación del conflicto interno de Colombia nos hace un país inviable.