viernes, julio 26, 2024

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“EL HOMBRE INCREIBLE”

wc1En alguna ocasión después de la Segunda Guerra Mundial le preguntaron al entonces Primer Ministro del Reino Unido, Winston Churchill cuál era su opinión sobre las encuestas electorales.

Con su contundente humor negro que siempre lo caracterizó Winston Leonard Spencer Churchill contestó que las únicas encuestas que le gustan son las que él mismo contrata.

En menos de 15 días diferentes casas políticas y periodísticas han publicado más de cuatro encuestas sobre favorabilidad electoral, percepción en la ciudad e intención de voto entre los candidatos a la Alcaldía de Medellín que desean probar suerte el domingo 25 de octubre.

Los ciudadanos, las casas electorales y los medios de información dudamos de los resultados que dichas encuestas puesto que tanta abundancia de estadística va en detrimento de las mismas mediciones generando desconfianza y falta de credibilidad.

Pero una cosa es la estadística y otra muy distinta la estrategia. Desde un importante grupo económico de la ciudad se filtró que a Alonso Salazar le recomendaron empezar a pensar cuál será el momento más oportuno para que adhiera a la Campaña de Federico Gutiérrez.

La recomendación de los empresarios despertó nuevamente la furia, el “Hulk” que posee dentro de sí para rechazar la propuesta puesto que el exalcalde, anestesiado por las encuestas, quiere hacerse inmolar el último día de elecciones.

Tan distinta es la percepción que tienen en el interior de la campaña de Salazar que desde el mismo proyecto salió el rumor de la posibilidad de realizar un cambiazo para que Alonso iniciara campaña a la Gobernación de Antioquia por la supuesta falta de fuerza de Federico Restrepo el candidato de Fajardo. Incluso, hay quienes argumentan que el habilidoso Fajardo tiene como as bajo la manga a Alonso Salazar que como un rottweiler tendrá que salir a ladrar…

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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.