jueves, abril 25, 2024

Lo último

Noticias relacionadas

¡QUÉ LE CAIGAN YA!

el-arquitecto01

En el Concejo de Medellín todavía andan preguntándose qué hará el Representante Legal de la CONSTRUCTORA FAJARDO MORENO con los $8.000’000.000 (ocho mil millones de pesos) aproximadamente que recibió por la venta de la casita que tenía en El Tablazo, Llano Grande en el municipio de Rionegro.

Suspicacias generó la venta del inmueble debido a que son muchos los acreedores que ansiosos están esperando que “El Estafador” hermanito del exgobernador y posible aspirante a la Presidencia de la República, Sergio Fajardo, se ponga a paz y salvo.

andres-fajardo-valderrama-700-copiaEntre los grandes “chepitos” que tiene Andrés Fajardo se encuentran Pedro Antonio Bermúdez Suaza, alias “El Arquitecto”, un traqueto a quien estafó vendiéndole un piso que no existe en el proyecto Soler Gardens. También se encuentran en la lista de cobradores un reconocido rejoneador que entregó la tierra para ese proyecto y el Municipio de Medellín a quien le adeuda unos $35.000’000.000 (treinta y cinco mil millones de pesos) por concepto de Obligaciones Urbanísticas.

Por enésima vez, la semana anterior, el Concejo de Medellín analizó las empresas constructoras que le adeudan al Municipio el pago de las Obligaciones Urbanísticas desde hace más de ocho años entre las que se encuentra la firma de “Los Fajardos” cuestionada, al parecer, por haber recibido dineros provenientes del narcotráfico.

Lo cierto es que el Secretario de Gestión y Control Territorial de Medellín, José Nicolás Alfonso Duque Ossa manifestó en plenaria que el gobierno no se ha olvidado de las deudas de estos “señores” aspecto por el que se deduce que tienen que correr a cobrarle a Andrés Fajardo, ahora que tiene efectivo en el bolsillo antes de que “El Arquitecto” salga adelante. Sigue…

Artículo anterior
Artículo siguiente
Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.