viernes, julio 26, 2024

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“MACHO VIEJO”

El pasado viernes tuve la oportunidad de ser invitado a la obra Frida que presentó la actriz Flora Martínez en el Teatro Metropolitano. Estuvo bastante entretenida, especialmente porque la Flora canta y baila a la vez que se echa su monólogo. Divertida fue la presentación.

Al terminar tuve la grata sorpresa que detrás de mi silla estaba el exsecretario de gobierno de Antioquia, Santiago Londoño, un pura sangre en el fajardismo.

– Hola Rubén, ¿cómo estás?, dijo
– Hola Santiago, respondí.

Hubo sonrisa impostada, pero con decencia, mirando a los ojos, honestos, con la frente limpia y en alto.

Hace un par de días un integrante del primer anillo de “seguridad ideológica” del Alcalde Federico Gutiérrez me envió un videíto corto y simple de una reunión que el aspirante a la Presidencia de la República Sergio Fajardo adelantó en las instalaciones del popular y conocido Restaurante Versalles en la avenida Junín, pleno centro de la ciudad.

El video no dice nada, pero lo cierto es que varios de los integrantes del gobierno del Alcalde Gutiérrez andan bastante incómodos porque se dieron cuenta que Fajardo y su equipo de trabajo está haciendo etnografía en el centro de Medellín preguntando sobre los problemas de seguridad.

Que pregunten y adelanten trabajo de campo no tiene nada de raro, es su derecho. La incomodidad radica en que el fajardismo también hace parte del gobierno de Gutiérrez en  un 25%, y lo más sensato, dicen los inconformes, es aportar de frente y sin ambages.

Los más “rabiosos” argumentan que Fajardo está con los pelos de punta, debido a que Fico Gutiérrez le está quitando protagonismo porque al exgobernador, como “macho viejo”, ya se le ven las peladuras que hace la pesada carga del desgaste político, resultado de los desaciertos de los últimos 12 años de figuración en la agenda pública.

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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.