viernes, julio 26, 2024

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PROCLAMA

Ya los amantes, defensores de Ares se pronunciaron, eligieron al presidente que se está encargando de hacer trizas los acuerdos de paz, el presidente que ha fortalecido el conflicto interno y avivado como con pedernal el internacional. Y lo hicieron ¿en franca lid? y lo pregunto porque no sé qué tan limpio es llegar al poder diciendo mentiras y engañando a los votantes, pero lo hicieron en democracia y parece ser eso cuenta.

Lo que es claro también es que en la democracia existen las minorías, que no son tales esta vez. Colombia no quiere la guerra, ni en nuestro territorio y menos en el venezolano por iniciativa de Colombia.

En el conflicto que con ahínco y vehemencia alimentan Duque, Ramírez, Trujillo a quien querría ver cargando el estandarte a la vanguardia del ejército ocupacionista y por su puesto Uribe, los únicos que tienen algo para ganar son las potencias Estados Unidos, Rusia y China, de resto tanto Colombia como Venezuela y hasta el mismo Brasil, solo tendrían los escombros para recoger (ya lo vimos el fin de semana con las ayudas humanitarias).

Ambas potencias apuestan por un botín de 296.501 (doscientos noventa y seis mil quinientos un) millones de barriles, reserva poco despreciable por países que basan su economía en la industria alimentada con hidrocarburos, pero que además les daría el dominio de la más grande del orbe y la posibilidad de manejar el precio internacional del crudo.

Y los costos de una guerra que se pelea en suelos ajenos, lejos de los países en conflicto son mínimos para ellos, pues con algunos dólares y el mismo petróleo venezolano alimentarían el armamento utilizado para la guerra.

Colombia y Venezuela quedarían destruidas, la primera por ser el país plataforma de las fuerzas gringas, y la segunda por ser el rin de combate de las dos potencias. La apuesta puede salir muy costosa para ambos países y en general para gran parte de Sur América, que vería como volveríamos a una dependencia casi total de Estados Unidos.

No se puede creer la insensatez de Presidentes que día a día en sus declaraciones alimentan un odio desmesurado contra el régimen reinante en un país vecino, con el fin primero de elevar su índice de aceptación venido abajo por las malas actuaciones en su mandato.

Los colombianos no queremos la guerra y eso está completamente claro. Sólo los belicosos, que atrincherados en las redes sociales, camuflados en el anonimato que da un nombre de usuario y un perfil falsos, animan un conflicto que seguramente no enfrentarán ellos. Claro, también los políticos que históricamente han basado su discurso en la guerra.

Y de nuevo Duque muestra su inexperiencia, (creo ya que ineptitud) para conducir el país, y más temprano que tarde empezará a pasar cuenta de cobro la manera irresponsable como ha intentado construir gobernabilidad.

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Adolfo Ospina
Licenciado en Educación Español y Literatura de U de A, apareció hace unos 4 años a este proyecto. Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás, Ambientalista y defensor de los derechos de los animales, peor que Vallejo.