miércoles, abril 24, 2024

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SIN FIRMAS, SIN PLATA

Tras conocerse las dificultades que tuvo el candidato a la Alcaldía de Medellín, César Hernández a quien, según la Registraduría Municipal, no le alcanzaron las firmas para avalar su campaña, sobraron las voces de solidaridad…

Uno de los primeros que salió a solidarizarse fue el candidato también a la Alcaldía, Daniel Quintero quien a través de redes sociales indicó haber puesto a disposición el software de verificación de firmas que utilizó en su campaña para apoyar su apelación. «Me une el deseo de garantizar una democracia en la que todas las voces se encuentren», argumentó Quintero.

César Hernández, candidato por el Movimiento Medellín Evoluciona, apeló a una segunda verificación de firmas y seguirá concentrado en su candidatura después de conocer la respuesta de la Registraduría.

Tras la entrega de 130 mil firmas, la entidad certificó como válidas 43.970 de las 50.000 firmas válidas requeridas, es decir, unas 86.030 firmas estaban malas.

Lo cierto es que mientras para algunos candidatos por grupos significativos de ciudadanos es un dolor de cabeza el asunto de la verificación de las firmas, para otros fue un duro golpe garantizar los recursos para la póliza de seriedad que exigió el Consejo Nacional Electoral.

En el caso de Santiago Jaramillo, ya excandidato a la Alcaldía recogió las firmas, pero no la plata, los $108’000.000 (ciento ocho millones de pesos) para cubrir las pólizas de las candidaturas a la Alcaldía y al Concejo por el movimiento “Consenso”.

De otro lado, el profesor y el candidato también a la Gobernación de Antioquia Rodolfo Correa emitió un video a través de redes sociales en el que cuestiona nuevamente la campaña de Aníbal Gaviria.

Con óptima edición y trabajo audiovisual, el profe Correa, se ha convertido en el candidato que mejor comunica a través de redes sociales…

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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.