martes, octubre 15, 2024

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EDUCACIÓN GRATUITA

En épocas de pandemia, de encierro, de crisis económica y de desempleo, la educación es uno de los sectores que más damnificado se ha visto. Los procesos de aprendizaje están en plena reestructuración, pero indiscutiblemente, por más nuevas teorías que puedan crearse para fortalecer la nueva forma del proceso, el factor socializador de la educación no podrá reemplazarse con un computador y una conexión a internet.

En ese escenario, las instituciones educativas han visto bien reducido sus ingresos, por un lado, cambiar el modelo de aprendizaje es bien complejo, por el otro, el recorte de ingresos de las familias apunta también a disminuir el rubro para educación.

Empresas privadas de educación han tenido que cerrar, otras, que pertenecen a organizaciones económicamente fuertes, logran mantenerse con una notoria reducción del número de estudiantes y un ajuste sustancial de sus finanzas.

En un escenario poco claro para la educación privada, la pública aparece como una panacea, retomando su papel protagónico en la transformación de la sociedad y al mismo tiempo luchando contra los afanes privatizadores del sistema económico regente que pese a la crisis parece estarse fortaleciendo.

Dada la presión impuesta por las comunidades académicas y universitarias se han generado algunas alternativas para que los estudiantes de las universidades e instituciones universitarias públicas tengan alternativas de gratuidad que garantice su permanencia.

En los últimos días, algunos estudiantes de la Universidad de Antioquia protagonizaron una huelga de hambre exigiendo no cobro de matrícula. No se explica cómo es posible que se haya tenido que llegar a esos extremos de, incluso atentar contra la propia vida, para exigir un derecho, cuando solo en los últimos días según uno de los listados de las mejores universidades del país, el Alma Mater ocupó el cuarto puesto a nivel nacional, solo detrás de la de los Andes, la Nacional y la Javeriana.

El mismo listado muestra a las cuatro universidades dentro de las primeras 100 en el mundo. De las dos privadas es de esperarse, pues sus recursos parecen ser infinitos y sus egresados conforman las altas esferas gubernamentales y de las cortes, incluso es tanta la influencia que el rector de la primera suena como candidato a la presidencia del país en el próximo periodo, pero con las públicas el asunto es bien diferente.

Ambas han sido estigmatizadas por los gobiernos, catalogándolas como nidos de guerrilleros, sus campus han sido irrespetados por las armas y por los sicarios de todos bandos que han visto en ellas un muy buen escenario para realizar sus acciones.

Pero la peor agresión a la que se ven sometidas las Universidades Públicas es la de los gobiernos de turno que fieles a los principios regentes del sistema económico las han apretado disminuyendo sus recursos. Pese a esto las amadas Universidades públicas, la Nacional y la de Antioquia, han logrado sobrevivir y mantenerse.

En esta época de pandemia la U de A ha mostrado su tenacidad y fortaleza realizando avances para entender y contener la enfermedad, no hace mucho se oyó, por ejemplo, el inclemente llamado del Ambivalente, pidiendo premura al Invima para que diera vía libre a la comercialización de ventiladores médicos desarrollados en esta universidad.

Es por cosas como éstas que no se entiende cómo es posible que un gobierno le dé prioridad a entidades privadas, asignándole recursos a sus ya fortalecidas arcas, mientras que las que hacen verdaderos aportes a la Nación, tengan que recurrir a acciones tan anquilosadas y peligrosas como una huelga de hambre para exigir los derechos.

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Adolfo Ospina
Licenciado en Educación Español y Literatura de U de A, apareció hace unos 4 años a este proyecto. Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás, Ambientalista y defensor de los derechos de los animales, peor que Vallejo.