viernes, julio 26, 2024

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ACEFALÍA

La detención de Álvaro Uribe Vélez ha creado una conmoción de talla mayor en el país, no porque su seguidores no hayan sido capaces de crear la hecatombe de “tantas mientas”, tan deseada por ellos, sino porque en el país existen personas que no conciben la política, desde cualquier orilla, sin él.

Y es que Colombia ha estado a la sombra de Uribe Vélez durante los últimos 20 años, de los cinco presidentes de ese tiempo, cuatro fueron puestos por él y muchos jóvenes alcanzaron su mayoría de edad, su derecho al voto, oyendo sus diminutivos y su acento de abuelo bonachón en entrevistas hábilmente manipuladas.

En las amables conversaciones de amigos, bálsamos en el enredo, el innombrable era tema recurrente y repetitivo, al punto que la esposa de uno de ellos expresaba su preocupación cuando Uribe Vélez desapareciera, porque “de qué van a hablar cuando ya no esté”.

A pesar de que la historia ha sentenciado los periodos caudillista en 20 años, y que a la luz de la realidad el periodo de Álvaro Uribe estaba en decadencia, la orden de su detención no dejó de ser una sorpresa para todos, para “moros y cristianos”.

Hoy Colombia tiene su atención centrada en el hecho, sus partidarios buscan la forma de no desaparecer en un mar agitado en una oscura noche que se cierne sobre ellos y con el faro que los guío, que los hizo, menguando su luz, mientras en los contrarios se piensa la forma de enterrar del todo el poder apabullante que una vez emanó este político.

El panorama es desolador, en el Congreso los aliados de la Presidencia del incapaz buscan un líder que mantenga la coalición de gobierno, cardumen hambriento de egos se asoma devorándose las entrañas entre sí, mientras en la oposición cada quién, ninguno menos Narciso, busca igualmente sacar provecho de la acefalía intentando ganar el protagonismo dejado vacante por Uribe Vélez.

Y en medio, un país venido a menos, atravesando días aciagos producto de una pandemia que ha dejado muertos a diario por centenares, con una economía en franca decadencia que eleva los números de desempleados a medida que avanza el año y demuestra la miseria de los poderosos que sólo piensan que su parcela se erosiona.

Y como si el panorama no fuera ya de entrada poco claro, el presidente, si así le puede llamar a un inexperto (bondad) que ha mostrado su dependencia del político venido a menos, es completamente incapaz de convocar, de asumir un liderazgo que por osmosis le fue trasmitido.

Tragedia por donde se mire, hay un ambiente raro, las reacciones no fueron las esperadas, las encuestas dan cuenta de una realidad que, aunque añorada llegó más rápido de lo esperado y no asoma la católica luz al final del túnel.

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Adolfo Ospina
Licenciado en Educación Español y Literatura de U de A, apareció hace unos 4 años a este proyecto. Especialista en pedagogía de la lengua escrita de la Universidad Santo Tomás, Ambientalista y defensor de los derechos de los animales, peor que Vallejo.