sábado, julio 27, 2024

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“DEBAJO DE LA ALFOMBRA”

Puede, es probable o no, que, al terminar el periodo de gobierno, el líder natural del “pinturismo ortodoxo” se vea envuelto en más de una investigación en su contra por presuntos actos de corrupción.

Y lo digo porque algunos de los integrantes de su equipo de trabajo han manifestado preocupación por algunas de las denuncias que se están moviendo en el búnker de la fiscalía.

Hace poco tuve la oportunidad de conversar con uno de los integrantes del “pinturismo contemporáneo”, esos que cayeron en el paracaídas del oportunismo burocrático.

En el encuentro se hizo alusión a una de las denuncias que empezó tránsito en el ente investigador que compromete a un familiar del burgomaestre involucrado en la adjudicación de un contrato con presunto manejo dudoso por $150.000’000.000 (ciento cincuenta mil millones de pesos) aproximadamente.

Verdad o mentira, no sé, pero leí los antecedentes del hecho y el número de radicado de la fiscalía, que, me imagino, los enemigos del actual establecimiento local filtrarán para sus intereses.

Repito, puede, es probable o no, que, al terminar este gobierno el jefe natural del “pinturismo puro” termine con caca hasta en la nuca, pero esa es su responsabilidad, el pueblo lo juzgará…

Hago la observación porque un mandatario, luego del gobierno tiene que cargar sus propios muertos, sus fracasos, errores, desaciertos, además de investigaciones y responsabilidades con los entes de investigación y control del Estado.

Por eso no es bien visto que un exalcalde por la mera intención de hacerse notar para apalancar una aspiración presidencial salga a resaltar los malos olores de otro gobernante desconociendo el podrido que tiene en su propia alcantarilla.

Lo que escribió el aspirante presidencial Sergio Fajardo este fin de semana generó hasta desprendimiento de retina a más de uno.

Fajardo, en su diatriba, inicia diciendo: “Empezamos el año con otro capítulo más de la destrucción de EPM”, más adelante critica a Quintero porque no suelta el Twitter ni para ir al baño, y lo peor, por haberse convertido en aliado de la “vieja política”.

“Ganó las elecciones con el apoyo de grupos de la vieja política que, camuflados detrás de la imagen renovadora, le prestaron sus viejos y conocidos métodos”.

¡Feliz Fajardo, haciendo fuego con la leña del árbol caído! y agrega: “La estrategia es sencilla y efectiva: escogió a EPM como símbolo de la corrupción que dice atacar. El descalabro de Hidroituango es un hecho cierto, tangible y visible que causa, con razón, mucha molestia e inconformidad. Por lo tanto, para el alcalde resulta fácil —populismo de cartilla—decirle a la ciudadanía que él es quien va a salvarla. Mediante un tuit o un video pone a rodar mentiras y sus tropas digitales se encargan de repetirlo hasta que parezca verdad, todo sin el más mínimo pudor. La política del todo vale”. Ver texto

Si Quintero es corrupto, Fajardo, ¡por favor!, ni lo dude…

La opinión pública en Medellín y Antioquia no ha olvidado lo que se presentó con Orbitel, negocio que, con el gerente de ese momento en EPM, Juan Felipe Gaviria, difunto padre con quien se peleará la presidencia de la república, volvieron a comprar el 50% la empresa vetusta de telefonía con tecnología WIMAX a Luis Carlos Sarmiento por un valor más alto del que la vendieron en la alcaldía de Juan Pablo María.

Las pirámides de la Oriental tampoco las hemos olvidado. “Fajarkamón” hizo lo propio aduciendo que, su interés era embellecer el centro de la ciudad evitando, además, que los peatones pusieran en peligro sus vidas al atravesar la avenida, pura cultura ciudadana como lo hacían en Barcelona…

Ni lo uno ni lo otro, las pirámides se convirtieron en el sofacama de habitantes de calle sin contar que dicha magna obra de infraestructura, hecha con baldosín de traqueto y motel de San Cristóbal ochentero, sólo aportó al calentamiento de la zona céntrica de Medellín. Las pirámides son recuerdo y por el detrimento patrimonial nadie responde…

El esperpento más grande, el acto de corrupción sin precedentes del señorito Sergio Fajardo, sin contar los contratos dudosos que firmó para Hidroituango, sin lugar a dudas fue la Biblioteca España.

En el informe de interventoría del proyecto ejecutado en el barrio Santo Domingo Savio, nororiente de Medellín, quedaron escritas las recomendaciones sobre la inconveniencia de acelerar la instalación de la fachada para adelantar la inauguración de la biblioteca puesto que podría colapsar y efectivamente colapsó…

¡La foto con los chapetones reyes de España! era lo que Fajardo y Lucrecia querían en ese momento. Recuerdo la recomendación que le hiciera Fernando Vallejo a Fajardo. El escritor le dijo que no fuera a cometer la ridiculez de referirse al Rey Carlos como majestad. Le recomendó que en vez de majestad le dijera doctor porque así se le dice a cualquier hijueputa. En la actualidad la biblioteca es un cocodrilo que se ha tragado más de $30.000’000.000 (treinta mil millones de pesos), nadie dice nada.

Lo que tampoco se puede olvidar fue lo que hicieron el alcalde Fajardo junto al secretario de gobierno Alonso Salazar con Don Berna, pactaron la mal recodada “donbernabilidad” que propició la disminución de muertes violentas en Medellín, como quien dice, hagámonos pasito, y ahí nos vamos yendo…

Cacas por debajo de las alfombras son las que tiene la casa de Fajardo porque sería un crimen dejar pasar por alto que su papá Raúl quien fuera el fundador de la estafadora constructora FAJARDO MORENO, incluido el hermanito Andrés, fue capaz de venderle la casa residencial del campestre al patrón del mal Pablo Emilio Escobar Gaviria a puerta cerrada, incluyendo las escobas viejas, las traperas sucias y las cubetas del baño repletas de papel usado.

Yo, por lo pronto, sigo preguntándome, así como usted, qué fue lo que quiso decir entonces el aspirante presidencial en su librito “El poder de la Decencia”, a mi que me expliquen…

Certificado de libertad venta inmueble de Los Fajardo

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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.