viernes, julio 26, 2024

Lo último

Noticias relacionadas

“THE BABYSITTER”

La clase política e incluso al interior de la Casa de Nariño continúan preguntándose la razón por la que el presidente Iván Duque sigue sosteniendo en el cargo a la ministra de las TIC, Karen Abudinen, tras denunciarse la posible pérdida de más de $70.000’000.000 (setenta mil millones de pesos) de anticipo en la firma de unos contratos con el consorcio “Centros Poblados” para garantizar el servicio de internet en escuelas apartadas del país.

Los conocedores de las intimidades de la familia presidencial Duque Ruiz, explican que tanto el mandatario como la primera dama de la nación viven completamente agradecidos con Karen porque entre los años 2001 y 2013 mientras Iván trabajada en el Banco Interamericano de Desarrollo, BID, en la USA, como consejero principal para Colombia, Perú y Ecuador, la actual titular de la cartera de comunicaciones les ayudó a cuidar los hijos…

El cargo de ministra de comunicaciones no solamente es el simple pago de una cuota burocrática al clan de los Char de la costa, por el contrario, hay más que cercanía entre el presidente, la primera dama y Abudinen a punto que una vez se comprueba que para ser ministro no hay que estudiar mucho, sino estar en el corazón del jefe…

Por su parte, la Mesa Directiva de la Cámara de Representantes confirmó para las 9:00 de la mañana del viernes 3 de septiembre el debate de moción de censura contra la ministra por los dudosos contratos otorgados a “Centros Poblados”.

El Partido Verde, uno de los partidos citantes espera claridad sobre el escándalo. La moción de censura fue radicada por más de 20 representantes a la cámara de partidos de oposición e independientes que consideran que Abudinen debe renunciar al cargo y dar explicaciones por el manejo de esos recursos.

Artículo anterior
Artículo siguiente
Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.