viernes, julio 26, 2024

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Murió Botero

El antioqueño Fernando Botero, el artista colombiano, uno de los más grande de todos los tiempos, murió este 15 de septiembre del 2023.

El colombiano falleció a los 91 años tras sufrir complicaciones de salud desde hace varios días. Botero, quien nació en Medellín, rompió todos los récords del arte, entre algunas de sus cifras 300 mil personas en el Palacio de Bellas Artes en México y 155 mil en el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Botero puso el arte nacional en los escenarios internacionales más importantes del mundo, al punto que sus esculturas monumentales se imponen en lugares, como Medellín, Estados Unidos y Francia.

La importancia de Botero radica en que sus obras, sean pinturas o esculturas, están instaladas por el mundo. «El pene de su Adán», está en el Time Warner Center, mientras que «Doncella» reposa en Cartagena.

En Medellín se encuentra «La Plaza Botero» donde los turistas llegan a tomarse fotos con sus esculturas, y en Bogotá existe un museo dedicado a su obra.

Fernando Botero Angulo fue el segundo de tres hijos del matrimonio entre David Botero Mejía y Flora Angulo Jaramillo.

La obra de Botero que incluye pinturas, esculturas y dibujos es demasiada amplia. Sus trabajos han sido aclamados por el mundo y los coleccionistas pagan millones de dólares por ellos. En el 2022, la escultura «Hombre a caballo» se vendió en una subasta de la casa Christie’s en Nueva York por 4,3 millones de dólares.

Para Botero, el trabajo y su familia fueron lo más importante en su vida. Uno de los momentos más complicados para él fue el deceso de su hijo Pedrito, en 1974 cuando el niño tenía 4 años, en un accidente de tránsito en España.

A través del arte, Botero satirizó a la Iglesia católica en Colombia en los años 50 y 60, se mofó de la aristocracia nacional y de los dictadores de América Latina en los años 70 y 80, y, además, denunció a guerrilla y a los paramilitares y narcotraficantes de Colombia en los años 90.

Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.