Aunque no se note mucho ante la opinión pública, los cambios administrativos y movimientos políticos al interior de la Alcaldía de Federico Gutiérrez son bastante significativos.
En la tropa integrada por los seguidores de Gutiérrez Zuluaga existe inconformidad por las decisiones de la concejala de “Creemos” Daniela Maturana, quien piensa, reflexiona, medita y desea, por lo menos, apuntarse a la competencia electoral territorial del 2019 en una campaña a la Alcaldía de Medellín.
Es evidente que a Maturana le falta mucho “perrenque” para esa iniciativa por la sencilla razón que en año y medio larguito en el Concejo de Medellín ha pasado sin pena ni gloria, inmersa en espacios comunes, frases y discursos y posturas políticas tan triviales que no generan ninguna clase de repercusión.
Daniela Maturana está permeada por la inexperiencia y la precocidad de la juventud en un escenario político anquilosado, sucio, sin credibilidad y sin reputación que sólo le pertenece a los grandes gamonales que se escudan como empresarios que se exponen como filántropos ante la opinión pública cuando su único interés es engullirse la rica torta presupuestal del Estado.
A Maturana, a quien le tuvimos fe por sus buenas intenciones, así de eso este construido el fracaso, ya no la quieren tanto en el Gobierno que ayudó a elegir.
La intención que Daniela tenía en el sentido de ser apoyada por la actual Administración en una posible campaña a la Alcaldía se esfumó inevitablemente por las malas compañías que se reúnen de manera permanente en un edificio de la Plazoleta de San Ignacio…
