viernes, julio 26, 2024

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“VIEJAS POLÍTICAS”…

El Partido Verde, fuerte en Bogotá, se encuentra más que fraccionado por la última decisión que tomó Angélica Lozano Correa, una de las congresistas con mayor votación de esta colectividad.

Lozano Correa quien logró más de 105 mil votos para el Senado en la campaña de 2018, anunció que no apoyará al precandidato Sergio Fajardo en las elecciones del 13 de marzo, domingo en el que se define el candidato único por la Coalición Centro Esperanza para la Presidencia de la República. La Senadora, por el contrario, manifestó que no le debe obediencia a Fajardo por lo que se sumará a la campaña de Alejandro Gaviria.

La decisión de la también candidata a repetir curul en la cámara alta dejó boquiabierto a más de uno si se tiene en cuenta que su actual esposa, la alcaldesa de Bogotá, Claudia Nayibe López, fue fórmula vicepresidencial de Fajardo hace cuatro años cuando perdió en primera contra Iván Duque quien pasó a segunda vuelta a competir con Gustavo Francisco.

Así es la política, aunque la alcaldesa de Bogotá, por obvias razones, no puede referirse al tema públicamente, la curiosidad, ahora, son las conversaciones de almohadas entre Lozano y López en las que seguramente se analizan los movimientos electorales que de manera sigilosa deberá hacer la «maquinaria distrital», en favor del candidato elegido por el par de viejas políticas…

La fuerza contratista, el potencial electoral de la alcaldía de la capital del país, no debe ser de poca monta, asunto del que no se habla en público, pero que está claro beneficiará al que le den dedo, puesto que lo más sensato es admitir que el matrimonio Lozano-López tira pal’ mismo lado: la precandidatura de Alejandro Gaviria, subiendo en favoritismo que debería reflejarse en las próximas mediciones de intención de voto.

Las adhesiones que ha tenido los últimos días la campaña de Alejo Gaviria por parte del Partido Verde y fracciones de Cambio Radical y Liberal, además de empresarios importantes son el augurio de la sorpresa que puede dar en marzo, por eso le tiran piedra…

Las elecciones primarias llenas de confrontaciones y altercados al interior de cada coalición, especialmente en la Centro Esperanza están para alquilar balcón debido a los agarrones entre los mismos precandidatos.

Un amigo analista hizo la siguiente comparación, dice que las elecciones están como festival de postres gourmet, cuando se compite entre tiramisú, milhojas de arequipe y postres tres leches, usted se enreda para elegir porque todos son muy buenos, pero cuando en el concurso participan la panela, las brevas y el bocadillo, no hay de otra, también hay que elegir, es lo que hay, eso sí, Alejo es mero creps…

En los debates de Centro Esperanza es más que evidente el desagrado entre precandidatos debido a que no lograron ponerse de acuerdo con respecto a rechazar cualquier asomo, sospecha, síntoma o presencia de «maquinarias políticas» en sus campañas, para el ejercicio proselitista, fundamentales para elegir presidente, diría yo.

La participación de «maquinarias políticas y empresariales» marcarán la pauta en las elecciones de marzo, mayo y junio si se tiene en cuenta que es imposible llegar a la Casa de Nariño, solamente con el voto de opinión del pueblo como pretenden Ingrid, Fajardo y Robledo.

Para bien o para mal, bueno o malo, guste o no, huela feo o no, la costosa “maquinaria política” que ha fortalecido las hegemonías y clanes electorales los últimos 30 años después de la Constitución del 91, han sido y serán claves y decisorias para la elección de presidente.

Por eso «LA LOCA DE LA MONTAÑITA», quien ha dicho que su candidatura es un acto de amor porque está enamorada de Colombia, peleó con Alejo y se apartó de la Centro Esperanza, acción que la tiene más perdida que embolatada, sin futuro político y con el único rumbo de regresar próximamente a su patria para degustar una copa vino al lado del Sena…

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Es probable, además, que Fajardo por la animadversión que le tiene a los partidos políticos, especialmente al Liberal, esté en el mes de junio nuevamente avistando ballenas en Nuquí, lejos del mundanal ruido, como lo anunció ese fatídico sexto mes de 2018, hace cuatro años, tras ser derrotado en primera vuelta por el actual mandatario de los colombianos.

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Tapar el sol con un dedo es igual de difícil que tapar la caca y bajar el olor de desprestigio que tienen los partidos y políticos en el país. De cada 100, 84 colombianos los odian, hablan mal de ellos…

Ese olor es del que se pegan políticos dudosamente diferentes como Ingrid y Fajardo con el propósito de conseguir adeptos, pensando en la posibilidad e ilusión de ser elegidos, de manera sui generis, sin apoyos clientelistas de las estructuras políticas tradicionales.

Ingrid y Fajardo, un par de avispados a los que ya se les conoce sus torpes movimientos electorales, se comportan como cardenales de Santa Sede, de puertas del Vaticano hacia afuera son absolutamente homofóbicos, pero de puertas hacia adentro todo un “jardín de florecitas”…

El candidato único de la Centro Esperanza a la Presidencia, repito, está entre Fajardo y Alejo Gaviria, razón por el que el tira y afloje entre ambos precandidatos no es gratuito, se tienen que mostrar los dientes para marcar diferencia.

Fajardo, como siempre, en cada debate no dice nada, se enquistó con las mismas frases genéricas que ha usado en las últimas campañas y únicamente se ha limitado a atacar a su real competidor Alejo Gaviria por haber recibido apoyos de estructuras políticas tradicionales en campaña.

Al doblemoralista hijo del difunto Don Raúl, que le vendió la casa a -Pablito- por interpuesta persona, olvidó lo que hizo cuando se desempeñó como alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia…

El hombrononón gastó recursos públicos en medios de información en Bogotá como si no hubiera mañana para fortalecer su imagen, hecho que el mismo candidato al Senado por Centro Esperanza, Jorge Alberto Gómez Gallego denunció por más de $150.000’000.000 (ciento cincuenta mil millones de pesos).

El cuento reprochable fue que Gómez Gallego siendo Diputado de Antioquia después se volteó más que un desvela’o por orden de su jefe Jorge Robledo, hoy también precandidato presidencial, exintegrante del montón de torcidos del MOIR y del debilitado Polo Democrático Alternativo para salir corriendo a apoyar la fallida campaña presidencial de Fajardo del 2018. Robledo y Gómez, un par de oportunistas, se vendieron a Fajardo por coincidir en discurso, una retahíla políticamente correcta, porque en la practica hacen lo mismo que un político tradicional: negocios.

No en vano, como los integrantes de la coalición están viendo que la consulta de marzo próximo se la podría ganar quien no esperaban, Jorge Robledo, socio de Fajardo, salió con los taches arriba a decir por redes sociales que Alejandro Gaviria había roto los acuerdos de la Coalición Centro Esperanza y que si ganaba la consulta no lo apoyaba. A ese sanedrín que empezó mal, le faltaron consenso, confianza y esperanza, total despelote.

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Una elección se gana con votos por lo que las adhesiones logradas por Alejo Gaviria no son para nada despreciables, apoyos entre políticos, no entre ángeles ni querubines.

Ahora, se consiguen votos compitiendo y conociendo a fondo las debilidades del otro, la competencia para evitar la no repetición. La opinión pública debe conocer los desaciertos de los precandidatos para que pueda decidir mejor.

Existen evidencias documentadas de los desaciertos que Sergio Fajardo, «El Educado» cometió cuando se desempeñó como alcalde y gobernador, pero que la mayoría, por fuera de Antioquia, desconocen.

Desde que Fajardo, pésimo administrador, inició su carrera política basó su discurso en torno a la Educación, tema que para cualquier ciudadano promedio que se respete es más que novedoso, si se tiene en cuenta que los políticos tradicionales, por lo general, lideran la construcción de puentes, carreteras y edificios por ser obras que perduran y trascienden en el tiempo.

«Checho» quiso innovar y cubrir la franja de los jóvenes, siempre tan contestatarios y beligerantes para sumarlos a su movimiento. El asunto es que las obras educativas del exmandatario local y seccional, también de infraestructura, nunca llegaron a feliz término, generando hasta duras críticas por parte del mismo gremio de profesores y maestros de Medellín y Antioquia, que no lo quieren.

La mayoría de esas obras son materia de investigación por parte de las contralorías municipal y departamental debido a que andan a medias, o afrontan problemas técnicos y de construcción, además de sobrecostos generados.

A Fajarkamón Las Pirámides de la Avenida Oriental le quedaron mal hechas, una obra de infraestructura que duró poco y que otra alcaldía tuvo que demoler por su alto deterioro.

La Biblioteca España uno de los peores antecedentes de la «capacidad cognitiva» del exmandatario, es una obra que desde su creación se ha «chupado» más de $40.000’000.000 (cuarenta mil millones de pesos) desde el momento de su creación hace más de 15 años, hoy no se encuentra en funcionamiento en la comuna nororiental de Medellín.

Los Parques Biblioteca en diferentes municipios de Antioquia, dan risa. Bodegas mal construidas con problemas técnicos, deterioradas que, en vez de haber sido una oportunidad educativa para cada localidad, se convirtieron en un encarte.

Cuando fue alcalde, Fajardo recibió con pereza la herencia de Luis Pérez, la prueba piloto de la cuestionada desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC.

De esa desmovilización surgieron señalamientos por las supuestas cercanías entre Fajardo y Alonso Salazar, secretario de gobierno de ese entonces con la gente de alias “Don Berna” con el fin de disminuir las muertes violentas en Medellín: el negocio de hacernos pasito entre partes.

Repito, Fajardo es un pésimo administrador y gerente. Todavía afronta la investigación por el préstamo de 77 millones de dólares sin cobertura cambiaria que dejó al Departamento de Antioquia una deuda actual por encima de los $320.000’000.000 (ciento veinte mil millones de pesos).

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Sergio Fajardo un plutócrata con disfraz de profesor, mitómano, característica de algunos mandatarios que tiene y ha tenido Medellín y Antioquia, ha cabestreado a más de uno con un discurso que no dice nada, carente de profundidad, rigor y academia, al punto que cuando lo confrontan, y no sabe, lo único que atina a decir es: -pregúntele a Google.

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Ruben Benjumea
Soy periodista por vicio y bloguero por pasión y necesidad. Estamos fortaleciendo otra forma de hacer periodismo independiente, sin mucha censura, con miedo a las balas perdidas, pero sin cobardía.